Por: Gerald  Rodríguez. N

Iquitos es un fantasma, como tal vez siempre lo ha sido, pero la gestión cultural de la actual  directora del Instituto Nacional de Cultura, Maritza Ramírez Tamani, no solo se ha visto empañada por su ausentismo en el impulso de una oficina descentralizada del Ministerio de cultura a su cargo, para dar flote en su verdadera función en la sociedad loretana, sino que siendo una de la regiones más diversas culturalmente, con atracción turística, con bajos índices escolares y de comprensión lectora, y con mucho talento desperdiciándose en las calles, su dirección no ha demostrado la capacidad suficiente para gestionar cultura, proyectos, estrategias  que ayuden a mejorar y a vincular a la gente con el arte y las otras manifestaciones culturales. Maritza y el gobierno central ya se están yendo, y durante todo este tiempo su gestión ha sido lamentable, ya que las actividades culturales, y las pocas que hay, son realizadas por entidades privadas, impulsando un poquito de cultura todos los sábados, en sendos rubros como es el teatro y la muisca, y cada cierto tiempo la presentación de libros y otras actividades culturales, donde el INC siempre brilla por su ausencia.

Y tal vez Maritza dirá que ellos no hacen nada porque el presupuesto que les toca es poquísimo, es casi nada para gestionar cultura, pero justamente ahí recae el término de gestión, porque al asumir ella la dirección de cultura, asume un cargo de gestor de cultura, no de representante de una oficina, sino la gestora de una oficina, la encargada de direccionar, planificar, gestionar estratégicamente, diversas actividades, siendo su dirección una oficina promotora, para unificar, rescatar, difundir y extender las diversas actividad culturales hacia la sociedad. Y si el presupuesto es poco, pues se debió salir a buscar a las instituciones privadas para gestionar los diversos proyectos que seguramente estarán archivados en la oficina del malecón Tarapacá.  Pero ni siquiera ante los desastres que afectan a la familias indígenas de la amazonia, el INC no se pronuncia o saca algún comunicado en pro o contra de aquellas actividades. Pero el INC está siempre ahí, en silencio, entorpeciendo a los que quieren extender un pedazo de cultura a la sociedad iquiteña, porque no olvidemos que hace tiempo el INC despojó a los representantes de Tierra Nueva Editores de un proyecto de extensión del pasado amazónica, mediante una galería de fotografías del tiempo del caucho, o la sala de los poetas representativos del nuestra región, por simple puyas políticas o de miserias personales para querer sobresalir. Pero desde ese tiempo hasta el día de hoy, ese lugar sigue abandonado, sin que se haga absolutamente nada.

Maritza se va y deja un INC lamentablemente sin nada bueno que recordar, y son los artistas, los pueblos indígenas, la sociedad en su conjunto la que debe saber que no existe representación cultural por parte de Maritza, ni como directora del INC. Y seguirá siendo lamentable estos entorpecimientos para la cultura, colocando a personas que nunca han gestionado nada en sus vidas, permitiendo que todo siga igual, mostrando solo nuestras miserias.