Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas

Cuando en esta columna la semana pasada decíamos que febrero había sido un mes corto pero convulsionado, este mes de marzo pinta, salvo las cosas cambien, como el tercer mes de año más largo y delictivo de lo que va del 2018.

De acuerdo a la información oficial, en menos de 24 horas se produjeron dos asaltos. Uno más mediático que otro por la empresa o empresario afectado.

Una de las sedes de la chupetería Shambo, en la calle Bolognesi, fue escenario de un asalto que dejó a una señora con el susto más grande de su vida. La mamá de los hermanos Shambo fue víctima de la ola delictiva que impera en la ciudad con mayor ahínco en los últimos meses y que, seamos honestos, no desaparecerá, pero sí podría reducirse.

Entre el lunes y el martes de esta semana los sujetos del hampa se llevaron la friolera suma de 90 mil soles, sin mayor esfuerzo que el de sacar una pistola, lanzar disparos y amenazar a la víctima.

Estos hechos han generado, y no era menos esperar, la indignación de tiros y troyanos, y hasta la posición de personajes vinculados a la política, criticando la falta de seguridad en la ciudad.

Iquitos ya no es el de antes aseguran muchos y vale preguntarse: ¿Alguna vez Iquitos fue una ciudad extremadamente pacifica? Yo creo que no.

Ante el abandono de las autoridades y la no eficiente estrategia policial para hacerle frente a la delincuencia, es necesario que nosotros mismos tomemos nuestras propias medidas, aunque ya nadie está seguro por más sistema de seguridad que establezca en su negocio o vivienda.

Los pobladores han perdido el respeto a la autoridad policial y digámoslo claro, más allá de que este columnista y ustedes tengan conocidos o amigo en la Policía Nacional, se confía poco en los agentes del orden.

Pero más allá de chantarle toda la responsabilidad de la seguridad a la Policía Nacional, es bueno precisar que vivir seguro depende de todos. Ya es poco pedirles a las autoridades de turno que ya están de salida que velen por la seguridad de los pobladores. No lo hicieron en tres años y dos meses, menos lo harán en lo que resta de los 9 meses y días que falta para que culmine sus mandatos.

La seguridad no solo se circunscribe a instalar cámaras de seguridad, porque a través de estas ni a los roba tapa de buzones se les ha podido detectar. La seguridad va más allá. Pasa porque además los vecinos conozcamos quienes frecuentan nuestros barrios. Que las juntas vecinales, que muchos creen que solo es válido en asentamientos humanos, se instalen en cada barrio de la ciudad, además es necesario denunciar a aquel sujeto delincuente que puede habitar en algún lugar de la ciudad y que nosotros conocemos, pero callamos cual cómplices de sus fechorías.

Es necesario que ahora, en tiempos de campaña electoral, demandemos a los pre candidatos propuestas seria y viables para mejorar la seguridad ciudadana. Basta ya de los discursos baratos y ofrecimientos imposibles de cumplir.

Estamos aún a tiempo de hacer algo por nuestro Iquitos y no solo ser titulares en medios de comunicación, creándonos fama de una ciudad delictiva con seguridad cero.

coquicarrillo@yahoo.com

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