Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas

Volviendo a hacer algo que nos gusta que es el de producir programas periodísticos, me doy con la sorpresa que quienes en su momento, o sea tiempo atrás, eran personajes interesantes para invitarlos a conversar sobre temas de coyuntura, llámese política o temas diversos, hoy simplemente se esconden, evaden la llamada telefónica, o en vez de ser sinceros y decirte no, te dicen sí y luego dejan un espacio perdido en televisión que otros quisieran tener para expresar sus ideas.

Y lo que más sorprende es que aquellos que alardeaban en los llamados tiempos de dictadura que no se les daba el espacio necesario, en realidad era todo lo contrario.

Hoy en tiempos de absoluta democracia, aquellos que podrían expresar su sentir, estemos o no de acuerdo, simplemente practican una de las características del avestruz, esconden la cabeza en la tierra.

No sé si esa postura de ciertos personajes, tiene relación con evitar ir a programas en donde las preguntas pueden resultar incomodas o simplemente el discurso crítico o alabador ha cambiado o se trata de alguna autocensura. O es que quizá alguien les prohíbe.

Quisiera no creer que alguien les prohíba o se autocensuren para ir a tal o cual programa de televisión. Personalmente no lo creo, tratándose en este caso de dos personajes que siempre han dicho su verdad como: Hugo Wong y Moisés Panduro, ambos coincidentemente compañeros, quienes en los últimos días personalmente me han sorprendido con su proceder.

Pese a ello, considero que siguen siendo personajes para tenerlos en un programa de televisión, para entablar un diálogo que no necesariamente debe ser de coincidencias, porque para ello mejor hacemos un té de tíos. Hugo y Moisés me generan el mayor de los respetos pero algo están pasando con ambos compañeros.

Pero así como existen aquellos personajes que pareciera que se autocensuraran, existen otros que terminan por sorprender positivamente. Porque pese a que no podamos coincidir en ideas políticas, no tienen problema en dar la cara y expresarse. Dos personajes puntuales: Fernando Paima y el congresista Jorge Meléndez.

Personalmente considero que los generadores de opinión no deberían ver como el cuco o el malo de la película a quienes no están de acuerdo con lo que puedan pensar. Que en el conversar o incluso en el choque de opiniones está lo democráticamente correcto, que es lo más sano en tiempos de libertades, sobre todo la de expresión.

Ojala que quienes hoy aún se autocensuran se den cuenta que estamos en tiempos de libertades y dejen de estar sometidos, espero equivocarme, a los mal llamados patrones.

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