El 2010 todos predecían el triunfo de Francisco Sanjurjo Dávila en San Juan. Más que apoyar al MIL lo que la gente transmitía era una química hacia el empresario de animales vacunos y porcinos. Como siguiendo la primera vez que les tocó elegir a la autoridad del distrito, cuando los sanjuaninos optaron por un pollero, dicho esto con el mayor de los respetos hacia los que han hecho de la avícola una forma de progreso. No hay que olvidar que Monasí tuvo la osadía de colocar un plumífero en el escudo oficial de la Municipalidad. Felizmente Pancho Sanjurjo no se atrevió a colocar un cerdito en reemplazo del pollito.

Todas las proyecciones coinciden en señalar que Pancho Sanjurjo será reelegido. Si las elecciones fueran mañana no hay duda que así sería. Sin embargo, hasta el 5 de octubre la intención de voto puede variar. Y quien se muestra como el principal peligro a las intenciones reeleccionistas es Juan Carlos Galvez Mondragón. Tuvo un nada despreciable votación siempre. Pero no suficiente para sentarse en el sillón de la Alcaldía. En el 2006 y 2010 mantuvo su aceptación y la lógica manda que aumente lo suficiente como para ganar este 2014. Sin embargo, parece que Gálvez ya tocó techo y su espíritu belicoso y confrontacional no le permitirá ampliar su horizonte electoral. Además, su participación oficial en la burocracia regional le ha perjudicado mucho más de lo que él mismo cree y no son pocos los que le siguen criticando haber aceptado el cargo en el Gorel en lugar de dedicarse exclusivamente a su campaña desde el día siguiente de su derrota.

Yoly Vigil, con todo el entusiasmo que pone a su propósito, creemos que tendrá que esperar otro período. Hasta dos más, si es que continúa haciendo de su campaña un alboroto mediático donde hasta la última hora no se sabe si hará alianzas o correrá sola y dejará tirando cintura a quienes desde la  provincia o a la región le tienden la mano. Si los sanjuaninos optan por elegir otra vez a una mujer, ésta no será Yoli sino Mirna. La exalcaldesa se muestra como siempre: moderada, transparente y sobria. Pero esas cualidades no son suficiente para ganar una elección. Al menos en este tiempo.

Así las cosas, Pancho Sanjurjo podría convertirse en el primer alcalde que busca la reelección y lo logra. Y, además, es uno de los pocos que pese a las críticas y desavenencias se mantiene en la misma agrupación que, en un país donde el transfuguismo está teñido de las perores traiciones, tendría que ser visto como un mérito, si prefieren, una razón para apoyarlo. Lo que no evalúa seriamente Sanjurjo es el daño que le provocará en las urnas el despido de los trabajadores. Los que han entrado por política partidaria y amiguismo hoy han sido sacados por esas mismas razones. Y esos despedidos podrán agriar el propósito reeleccionista de quien desde los galpones se ha erigido como la autoridad política más entusiasta y, por ello, centro de la crítica en estos últimos meses.