La historia nos confirma que la igualdad de oportunidades y de capacidades entre hombres y mujeres no ha sido la misma. La sociedad privilegiaba (y privilegia) a los hombres en contra de las mujeres. Esa brecha igualitaria la puedo saber con la narrativa de mi historia personal. Mi nonna Natividad no pudo ir al colegio por diferentes razones y circunstancias, una de ellas, era por ser mujer. Recuerdo que cuando era niño ayudaba a mi abuela a escribir cartas cuando ella me lo pedía (reconozco que mi letra es un horror, seguro que los destinatarios sufrían mucho al leerlas). A pesar de todas estas limitaciones mi abuela pintaba el mundo a través de sus conocimientos de las hierbas del monte. Tuvo once hijos entre hombres y mujeres. Mi madre, la tercera de las cuatro mujeres de la familia, solo cursó una parte de su educación, mi abuelo prefirió a los hombres en el acceso a la educación, eso les hizo saber desde muy temprano. A pesar de todo mi madre jugó al baloncesto y tuvo tres hijos, dos hombres y una mujer. La constancia de mi mamma es uno de los valores a pesar de las adversidades. En todo este itinerario las ideas de contexto, felizmente, han ido cambiando en la sociedad, al menos eso quiero creer. Así mi hermana realizó un salto de pértiga de cara a la generación de mi abuela Natividad y mi madre, fue a la universidad y terminó la carrera de Medicina. En tres generaciones de mujeres en la familia el salto ha sido vertiginoso. Detrás de cada una de estas historias, las protagonistas, muchas veces, sin saberlo, hay de por medio una lucha social para que las mujeres accedan a la educación, al trabajo, a tener iguales oportunidades y capacidades que los hombres en diferentes ámbitos de su formación. En los bastidores de estas luchas están las ideas de filósofas mujeres que han dando una vuelta de tuerca a todo el hegemónico pensamiento patriarcal de los hombres. La filosofía se ha renovado con el pensamiento feminista, ha ensanchado sus márgenes. Ojalá llegue el día en que la humanidad deje de lado tanto pensamiento retorcido como aquel que ha salido a las calles en defensa, supuestamente, de sus hijos e hijas demostrando gran ignorancia y acallando estos saltos de oportunidades y capacidades que están de por medio.

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