José Carlos RODRÍGUEZ NÁJAR

Nuestra endeble sensibilidad se ve mellada por gritos, vítores, insultos, desperdicios de basura y repugnante fobia de aquellos que aplastados por la paranoia seducen al pueblo cándido a manifestar una protesta que ellos mismos no comprenden. A este transitar por escombros de la ciudad suelen llamar “huelga”, no saben estos temerarios organizadores, con graves problemas de complejo de inferioridad, que son sólo insensatos escarabajos sociales, roedores de la conciencia ciudadana, caballos de Troya de la palabra democracia.

El Frente Patriótico de Loreto no es más que un asilo de rancios politiqueros que tratan de justificar sus falaz objetividad valiéndose de su hipotética “opinión pública”, buscan un “chivo expiatorio” y por supuesto el más inmediato enemigo es el presidente del Gobierno Regional, criticando su proyecto de largo alcance. La vía que estos inflamados politiqueros quieren hacer prevalecer sus rancias opiniones no son los escenarios de la discusión, reflexión, deliberación, intercambio, sino, la violencia callejera, el atropello a los derechos más fundamentales como: la propiedad, la libre circulación. No ovacionan, rebuznan, no respetan, atropellan la dignidad de las personas, y, sólo saben cacarear en gallineros ajenos.

Los organizadores de estas “huelgas”, perversos personajes manipuladores  de encuestas y de la inocencia ciudadana, sólo símiles con un ex presidente de la misma calaña: liberador de narco traficantes, chuponeador de sus enemigos políticos, y  a quien la plata le llega sola. ¡Adivinen quién es¡ A quien la justicia no le alcanza.

Los bancos y los comercios cierran sus puertas por el temor de ser asaltados y  desvalijados por los mismos organizadores, los desheredados trabajadores del transporte quienes sino trabajan no comen, suelen arriesgar sus vidas y desafiar a los piquetes de huelga, que son más que matones solventados por los grupos de politiqueros figurantes de turno. Estos salen a sonreír al pueblo, al mismo que van a birlar  en los próximos comicios electorales.

No tenemos memoria histórica para confrontar con profundidad estos hechos vejatorios que suelen provocar organizaciones desprestigiadas como el Frente Patriótico de Loreto y la Central General de Trabajadores, que en sus buenos tiempos hicieron historia, lejos de la indignidad de estos tiempos.

La inseguridad electoral campea en nuestro medio, las fuerzas guardianes del orden hacen tabla rasa con la indiferencia a que nos han acostumbrado, robos y asesinatos  a mansalva, sin que haya una verdadera política de poner punto final a este atropello a nuestra integridad.

La crápula prevalece en las instituciones, se acusa en una sola dirección, justo a quien arriesga su integridad personal y la de su entorno, por apostar a un futuro no utópico, la de acercar al desarrollo sostenible de nuestra región y a liberarnos de esta perenne incertidumbre de navegar en una sociedad de tradición excluyente.

La sacha huelga a la que  nos han condenado una banda de irresponsables que se gargarizan de un triunfo infantil, no es más que el reflejo de una sociedad en mutación a algo transcendente, a donde les es inalcanzable a estos hacedores de patrañas,  y, lejos de toda estelaridad impostada a la que nos han acostumbrado estos politiqueros de pacotilla