Retratos

Recuerdo que hace años cuando hice un viaje una amiga me dijo en tono de reproche por qué diablos no había hecho una fotografía de esos momentos, no entendí la alabarda de esta compañera. En verdad que no me di cuenta que no había tomado ninguna fotografía, es más en mi mochila no era un material imprescindible. Seguramente en ese momento en mi vida personal andaba en otras preocupaciones. La fotografía era lo de menos, las imágenes internas eran las más logradas eso es lo que siempre digo en los viajes, por ejemplo, la luminosidad de Túnez no puede captar el ojo de la máquina se requiere estar preparado emocionalmente o la belleza del Huayna Picchu no puede ser registrado en los lentes de estos turistas, es una situación de estar y relamerse mirando esa montaña que parece un celoso guardián detrás de Machu Picchu. Ese añejo viaje citado era para mí una experiencia única de enfrentarme solo a muchos retos y en un idioma diferente ¿cómo diablos iba a pensar en la fotografía (eso era accesorio)? Además fue un viaje que me marcó, y mucho, en mi narrativa emocional. Es más fui a visitar museos con una prima y me compré una cámara descartable que luego se perdió el rollo. El viaje no era para fotografías. Hace poco en Cusco en plena ciudadela de Machu Picchu me empalagó la horda de turistas que iban con la cámara en la mano profanando todo. No había resquicio que quedara inmaculado, cual cuadrilla de Atilas arrasaban lo que encontraba a su paso. No crecía hierba florida a su paso. Un horror. El clic, clic, clic de la máquina se parecía al sonido de un engorroso moscardón que da vueltas sobre uno. Era impresionante advertir que los turistas hacían cola para posar, como no, sonriendo teniendo a sus espaldas a la ciudadela o cada ruina. Desdeñaban la explicación del guía intoxicado de un tremendo nacionalismo pop, los males son siempre de fuera y obvian los yerros propios. Pero ellos a su guerra, hacer fotos. Esos no son viajeros son turistas de paso, le importa más la foto que los lugares sagrados para decir, estuve allí. Por favor, volvamos a los viajes donde uno se relacionaba con el paisaje, bebía del conocimiento de los pueblos y pobladores ¿es pedir demasiado?

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