COLUMNA: PIEDRA DE SOL

   Por: Gerald  Rodríguez. N

La Amazonía por mucho tiempo fue olvidada por el gobierno central. Y  como es de costumbre solo para la campaña vuelve a escucharse su nombre como punto estratégico para el crecimiento económico, que nos sacarán del asilamiento comercial, etc., pero nada de esto se puede creer como una verdad, ya que es Lima y solo Lima la que siempre será el Perú, y el Perú será solo Lima, creando esto no solo un resentimiento en la región, y por supuesto que en el resto de la regiones también, sino que estos políticos cuando estuvieron en el poder solo se olvidaron de lo que prometieron, volviendo hoy las misma promesas pintadas de nuevas, de innovadoras, de fructíferas, de esperanzadoras, de siempre.

Y es que para el político peruano, robar nuestra memoria le ha sido un arte, hasta un oficio; enfermarnos con la peste del olvido cada vez que hay campañas electorales, decirnos que la región tendrá su tren eléctrico, su hidroeléctrica, es una mentira más para quien lo propuso antes y que ahora  quiera llegar al parlamento y que sus votos permitirá dar como ganador al que dice que desde el gobierno central lo hará. Nos roban la esperanza como el quien dijo que el gas costaría doce soles, como el que prometió SENATIs populares, hospitales oncológicos, levantamientos de sueldos. Sea en el ámbito nacional o regional, el candidato roba la memoria al votante con promesas, con un sencillo antes de votar, con un plato de comida en su local el día de las elecciones. Y aunque la culpa es totalmente nuestra cuando nos quejamos de la inseguridad ciudadano, de la corrupción en el país, porque fuimos nosotros que elegimos a ese señor que llamamos Presidente de la Nacional, Gobernador regional, congresista,  solo ahí nos devuelven el recuerdo para acordarnos de sus promesas.

Y es que en el Perú elegir o votar por alguien no es un acto de fe política, mucho menos un acto ciudadano. Elegir o votar en el Perú es olvidarnos de que la demagogia existe, que la mentira y la política se han asociado para el enriquecimiento de un grupo, para que logren el privilegios de pocos, la vida cómoda, el buen aguinaldo de fin de año, sin trabajar; con irse a dormir en el parlamento, o  dejar que la mujer gobierne el país; solo aparecer en pantalla como una autoridad, aunque nadie le crea porque el Perú y la región seguirán siendo lo mismo antes y después de ellos. No hay cambio, no hay recuerdo que valga porque nos seguiremos olvidando de que sus promesas  anteriores nunca fueron ejecutadas, que solo fueron mentiras, pero elegiremos de nuevo por un acto cívico y no de conciencia, por un acto absurdo, de vacío, de falta de criterio existencial. Elegimos porque nos exigen que elijamos, porque no nos queda de otra más que elegir sin recuerdo porque hasta eso es  una promesa que dicen que nos devolverán después de que hayan logrado el poder.