Nunca he entendido porqué cuando una autoridad importante y relevante tiene la oportunidad de trazar una línea en función a un trabajo importante que redunde en la sociedad se encarga o, de aislarse, no hablar, o al hacerlo solo tratar sobre temas que le gustaría escuchar a un sector que lo ataca o lo cuestiona. Falta de pantalones de personalidad o simplemente se muestra con señas de ser obediente a ciertos poderes fácticos.

Lo peor es si esto viene del fiscal más importante del país. Ayer ha sido electo Carlos Ramos Heredia, primo de Nadine Heredia a quien negó en un primer momento como prueba, justamente, de tener poco temple para tan importante cargo. Además de la especulación de que en realidad se trata del fiscal preferido de José Peláez pues le cubriría sus espaldas, en realidad parece que no deja de ser un tipo con poco carácter.

En su discurso inicial ha dicho lo que un grupo quería escuchar: “lucharé contra la minería ilegal y la explotación sexual” y por si fuera poco agregó algo que la mayor parte de los litigantes o población le importa un bledo. Su “objetivo será obtener la homologación del sueldo de los fiscales provisionales para que ganen lo mismo que los titulares”, es decir a quien comino le importa lo que esté pasando con los salarios algunas decenas de fiscales contratados con la realidad apabullante que requiere de autoridades y fiscales comprometidos en la lucha contra todo tipo de corrupción.

Serán importantes para sus reuniones con su personal o ante el MEF, pero en una oportunidad de dar señales claras y objetivas de su posición, hace un discurso alejado de la realidad. Incluso más valiente hubiera sido que deslinde toda posibilidad de acercamiento o genuflexión ante el gobierno de su prima, pero ni eso. Parece más un fiscal timorato, endeble, veleto a la presión. Ya deben estar contentos todos esos fiscales superiores que le pasaban franela a Peláez, porque lo más probable es que éste ni los toque.

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