Hace años la empresa Nestlé había interpuesto en Indecopi una queja porque Leche Gloria no ofrecía en sus productos lo que decía ofrecer. Nadie le hizo caso, ni los medios, ni los políticos que ahora se rasgan las vestiduras haciendo alharaca porque ¿oh sorpresa? se dieron cuenta que Pura Vida no es leche sino un producto lácteo compuesto por varios otros productos y grasas. Y lo hicieron porque Panamá rechazó el etiquetado del producto y exigió a la empresa transnacional de capitales arequipeños a reevaluar esta etapa en la comercialización.

Tampoco fueron los medios nacionales quienes recogieron esta noticia sino los portales digitales y es ahí cuando se disparó la alerta tanto así que ahora se ha convertido en materia nacional la expulsión – por poco – de la empresa y hasta hay políticos que ahora están pidiendo un resarcimiento millonario a la sociedad en general. (Quitarle un poquito de los 2,500 millones de dólares de los hermanos Rodríguez Banda, amigos y casuales benefactores de Alan García).

Esos mismos políticos que han permitido que este armatoste legal sea configurado en el país, precisamente, para que las empresas privadas puedan expender sus productos sin mayores restricciones o ir acondicionándolas en función a las demandas sociales como las que ahora se observan. Cómo siempre o como parece va suceder, esta clase política cortará cabezas, algunos funcionarios de medio pelo y alguno que otro requisito publicitario y ya.

El desmedro del sector agrícola y ganadero seguirá como ya se ha venido advirtiendo en décadas. Pero para algo más surgió Pura Vida. Y es para hacer pura finta con los problemas de corrupción que estamos a punto de conocer con el caso Odebrecht. Cómo endémicamente suele suceder en el país, los reflectores están atados al tema lácteo y el otro, en el que ahora ya deben conocerse las denominadas delaciones que entregó Brasil a la fiscalía peruana donde empiecen a caer esos peces gordos que armaron ese armatoste legal que ahora critican, hasta ahora nada de nada. Ojalá pase rápido este tema de Pura Vida.

Qué la empresa pague lo que tenga que pagar, reformule lo que tenga que cambiar, que las normas sean más específicas y que la información se dé apropiadamente y ah, que los ciudadanos empecemos a caer menos en el consumismo que nos ha llevado a ser ciegos, sordos y mudos de lo que aceptamos como alimento, pero de una buena vez por todas estemos atentos a la telaraña de corrupción y desesperanza en la que nos han hecho caer esos mismos que ahora salen a pontificar sobre los alimentos y la salud de los peruanos.

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