Más en privado que en público las autoridades siempre explican la baja de popularidad y la falta de apoyo en las calles porque falla el sistema de comunicación. Ya sean nacionales o locales, presidenciales o ediles, los que nos gobiernan creen –equivocadamente, por cierto- que carecen de respaldo porque los “comunicadores” que contratan dentro y fuera de la entidad no hacen bien su chamba. Fernando Rospigliosi, quien ha participado en diversas campaña y trabajado en varios medios de comunicación, abordó el tema en un artículo reciente en “El Comercio”.

“El gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) está haciendo un excelente trabajo, al igual que la oposición. También el alcalde de Lima y sus colegas de provincias. Si la mayoría de la opinión pública no piensa lo mismo es porque hasta ahora ellos no han comunicado adecuadamente sus extraordinarios logros y aciertos. Esa candidez la han venido repitiendo altos cargos del gobierno y ahora se ha sumado la presidenta del Congreso, Luz Salgado. En verdad, es lo que suelen sostener los políticos de todos los gobiernos cuando les va mal en las encuestas”, ha escrito Rospigliosi. Si traemos esa aseveración al plano regional nos daremos cuenta que en Loreto se comete el mismo error.

Solo con dos ejemplos a manera de interrogante sobre las principales autoridades. ¿El tema del viaje a Estados Unidos del gobernador Fernando Meléndez es un problema de comunicación o de personalidad del representante de Loreto? ¿La remodelación de la Plaza 28 de Julio es un problema de comunicación o de ejecución de la obra misma realizada desde la Municipalidad Provincial de Maynas, vale decir que es una solución que debe darse en la oficina de Imagen Institucional o en la Gerencia de Obras o la Gerencia General?

Responder a ambas interrogantes nos lleva a recordar el mismo artículo de FR cuando afirma que muchos gobernantes creen que todo se reduce a un problema de comunicación y “se dedican a contratar comunicadores, publicistas y a algunos vendedores de sebo de culebra para que los ayuden a transmitir al público sus grandes éxitos. También gastan ingentes sumas –que salen del bolsillo de todos los peruanos– en publicidad, que no solo está destinada a mostrar sus resultados sino a persuadir a algunos medios de comunicación que es mejor sumarse a los aplausos y atenuar –o desaparecer– la intensidad de las críticas”.

Si las autoridades en Loreto leyeran un poquito más no cometerían los mismos errores de sus colegas nacionales. Si los gobernantes locales priorizan la realización de obras y no colocan en primer lugar lo que Rospigliosi señala en el párrafo anterior no sólo tendrían mejores niveles de aprobación y la calle estaría más tranquila sino que ocuparían su tiempo en la proyección de obras para mejorar la calidad de vida de los gobernados. El problema pues es de origen, no de comunicación. Así las cosas, tendremos más bulla en las calles, más alabanzas tontas en las cabinas y sets y menos aprobación de las autoridades. Para que esto cambien primero tendrán que cambiar las autoridades y me temo que ya será a partir de enero del 2019 cuando lo ideal sería que sea desde hoy.