Las palabras Shoá en hebreo quiere significar catástrofe, porrajmos en romaní quiere decir fragmentación, zaglada en polaco destrucción, son casi sinónimos que denotan la barbarie, el horror. Esto se instaló en Auschwitz bajo la batuta de los nazis. De una ciudad polaca apacible pasó a ser identificada en el mapa como sinónimo de inhumanidad. Para el pensador polaco Zygmunt Bauman lo sucedido en esos campos de concentración y exterminio es una de las expresiones de la modernidad. Fue el ejemplo de lo que puede ser una empresa patológica. Lo que interesaba era cumplir con sus objetivos al margen de las necesidades de la gente ¿acaso eso no nos suena con lo que ocurre ahora? Bajo el techo de Auschwitz se escondieron historias, miles de relatos. Cada persona que llegaba allí traía una. Como el talit de una persona que debió acompañarlo hasta la tumba pero que se conserva porque él murió en ese campo de exterminio que era la maquinaria voraz de la muerte. Te deja la conciencia en tinieblas. Como la cantidad de maletas arrinconadas, hay una de ellas con la inscripción siguiente Dr. Stein, seguro que el Sr. Stein no vivió para contarlo – esa misma imagen de maletas anónimas pude observar en el Museo Judío de Buenos Aires, como también en una sinagoga de Praga. Todo lo que uno puede ver en la muestra “Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos”, es la sinrazón como las fotos de mujeres esperando bajo una arboleda a escasos metros de las cámaras de gas ¿eran conscientes que morirían minutos después? Como el de hombres, mujeres y niños que en el pecho de sus vestidos llevaban la famosa estrella judía amarilla con una mirada perdida y con desilusión, buscando casi desesperados algo que comer – murieron también muchos gitanos romaníes y homosexuales. Uno puede entrar también a un barracón, se te hiela un poco el cuerpo porque se te vienen recuerdos de lecturas, testimonios y películas de lo que significaba estos barracones. En ese mundo absurdo y cruel te topas con una partitura porque el alma sensible y altruista de los alemanes nazis hicieron formar entre los prisioneros una orquesta de música. Como la convivencia de familias nazis ajenas al horror que se vivía más allá, en su propia burbuja. Está lo más retorcido que los humanos podemos concebir ¿acaso esta muestra de Auschwitz será un avisador del fuego que se atisba por la vieja Europa? Las fuerzas retrógradas, políticamente hablando, están ganando en las urnas. Hay políticos sin pudor que promueven el racismo y los nacionalismos esencialistas como si la lección de este campo de la barbarie no existiera. Somos tan torpes que nos volveremos a  tropezar en la misma piedra.

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