Tras el apogeo del neoliberalismo en el marco del Consenso de Washington, en nuestro país se siguieron las grandes líneas de las políticas macroeconómicas y políticas sociales que se estructuraron o teorizaron en la denominada “Escuela de Chicago” y se implementaron por primera vez en 1973 tras el golpe de estado de Pinochet en Chile.

Estos lineamientos macroeconómicos se desarrollaron en nuestro país a través de procesos políticos diversos y abarcó distintos gobiernos, pero que en líneas generales, no se alejaron de los principios establecidos. Teniendo en cuenta ello, el abogado y sociólogo peruano Hector Béjar en su obra “Justicia Social, política social” establece los grandes parámetros de las políticas públicas macroeconómicas seguidos por nuestro país y muchos otros a nivel internacional:

  • La Política económica debe atraer inversión extranjera y la política social debe aliviar la pobreza.
  • La inversión directa extranjera en la extracción de recursos naturales es el motor de la economía.
  • La política social es financiada por el tesoro público (aunque parte de ella fue financiada con deuda externa durante el Gobierno de Fujimori).
  • Las políticas universales clásicas de educación, salud y vivienda son prácticamente abandonadas y están separadas de políticas focalizadas dirigidas a las áreas de extrema pobreza a las que se presta atención preferente.
  • No existen políticas de empleo porque se encarga a las empresas privadas proporcionarlo o se tolera que lo hagan pequeñas y microempresas del sector denominado informal […] El Estado en sí mismo sigue siendo un gran empleador debido al crecimiento de su burocracia porque, en vez de disminuir, desaparecer o gastar menos como el liberalismo plantea, el Estado engorda y gasta más (Béjar 2011: 465 – 466).

Béjar establece la crítica a este sistema en nuestro país, principalmente por el financiamiento de las políticas sociales, especificando cinco puntos controvertidos que aseguran el fallo del mismo, siendo los siguientes:

  • Adicción a las deudas: En lo formal, el Estado financia la Política Social con el presupuesto del sector público, pero en términos reales más del 10% es financiado con deuda externa e interna.
  • Falta de transparencia: A pesar de la Ley de Transparencia Fiscal el Presupuesto Institucional de Apertura (PIA), se puede modificar bajo la marcha a espaldas de la opinión publica y del parlamento, constituyéndose el Presupuesto Institucional Modificado (PIM), lo cual se presta a muchas irregularidades.
  • Obesidad y anarquía: El estado es cada vez más obeso y caótico. No existe carrera pública y es poblado por los militantes y amigos del partido del régimen. No existen planeamientos ni objetivos nacionales a pesar de que abundan los planes estratégicos.
  • Centralismo: El Perú sigue siendo un Estado centralista, todo el país (gobiernos regionales y locales) decide solo el 27% del gasto total, mientras que en Lima se decide el 73%.
  • Privatización de la Política Social: No existe gratuidad total de la enseñanza, ni de la salud pública. Mientras tanto, el Estado provee dinero, leche y otros alimentos al menos a un 10% de la población, convirtiéndola en adicta a la ayuda estatal, lo que pervierte el sistema político. Grandes empresas monopólicas son las verdaderas beneficiarias de estas prácticas asistencialistas (Béjar 2011: 468 – 469).

Asimismo, Béjar nos señala que el gasto Social en el Perú es significativamente menor que el promedio regional de América Latina, medido tanto por el porcentaje de gasto social respecto al PBI (8% versus 15%), como por el gasto social por habitante (170 dólares en el Perú versus 610 dólares en América Latina), por lo que concluye que las remesas, la autoexplotación, el empleo de baja calidad y programas sociales asistenciales, son los factores que explican cómo puede subsistir gran parte de la población peruana y cómo ha bajado la pobreza calculada monetariamente en los últimos años (Béjar 2011: 470).

A la luz de lo descrito por Hector Béjar, considero necesario, siguiendo la premisa de control social de esta columna, replantear la figura de los lineamientos a seguir sobre las políticas sociales, en vista de que la estructura neoliberal seguida resultó fallida, al no cubrir las principales funciones del Estado que son la educación y la salud pública; quizá una reforma gradual nos llevará a mejores resultados.

Miguel Angel Rojas Rios

Abogado

Maestrando en Gobierno y Políticas Publicas

rojasr.miguel@pucp.edu.pe

 

BIBLIOGRAFÍA

BÉJAR, Hector

2011        » Justicia Social, política social». Lima: Achebe Ediciones.