El 2017 dejó gratos recuerdos a los peruanos porque se rompió una racha de 36 años sin clasificar a un Mundial de fútbol; sin embargo, el país también quebró el hito del que fuera uno de sus mayores logros en términos de avance social: la pobreza monetaria se incrementó, por primera vez en lo que va del milenio.

Según la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), realizada por el INEI, la tasa de pobreza se elevó un punto porcentual el año pasado, al pasar del 20,7% al 21,7% de la población.

Así, 375.000 peruanos dejaron de ubicarse en la clase media para caer en situación de pobreza, donde ahora hay 6’906.000 personas.

Este resultado implica que el 21,7% de la población del país subsiste gastando menos de S/338 mensuales, monto que, según la metodología del INEI, permite cubrir las necesidades básicas alimenticias y no alimenticias.

La trayectoria es diferenciada según las zonas geográficas. En áreas rurales, la pobreza subió a 44,4% (0,6 puntos más que en el 2016), mientras en las urbanas el incremento fue de 1,2 puntos porcentuales, con lo que esta condición afectó al 15,1% de la población.

La zona con mayor deterioro en el país fue Lima, donde la pobreza escaló desde 11% hasta 13,3% el año pasado, alcanzando a 180.000 personas adicionales. Esto representa la mitad del incremento en el ámbito nacional.

A la luz de estos resultados, el investigador principal de Grade Hugo Ñopo advierte que ahora somos un país con más pobres urbanos que rurales. “Eso es bien importante para el diseño de política pública. Combatir la pobreza urbana es más difícil que combatir la rural, porque dificulta la focalización”, sostiene.

En tanto, el ex ministro de Economía Alonso Segura precisa que el enfriamiento de la actividad económica se siente más en las zonas urbanas, porque es ahí donde la dinámica del PBI contagia más.

CRECIMIENTO PRO POBRE
Este rebote en la pobreza coincide con un año en que la economía peruana anotó una de sus menores tasas de crecimiento en tiempos recientes: 2,5%. Sin embargo, en el 2009 y el 2014 la actividad económica mostró un dinamismo incluso más débil y, aun así, se logró reducir la pobreza.

La pobreza extrema afectó al 3,8% de la población en el 2017, cifra similar a la del 2016. Esto significa que 1,2 millones de personas persisten en esta situación. Según el banco mundial, se considera la pobreza extrema “erradicada” cuando se ubica por debajo del 3%.

Ñopo resalta que esto se debe a que, ahora que la pobreza está en niveles históricamente bajos, cada vez se hace complicado seguir reduciéndola. Más aun, apunta que un descuido en la política social puede llevar a estos rebotes.

Segura afirma que la capacidad de generación de bienestar se ha visto mermada por la debilidad de la actividad económica.

El motor del crecimiento el año pasado fueron los sectores primarios, los cuales no tienen tanto efecto en la generación de empleo, observa Juan Carlos Odar, director ejecutivo de Phase Consultores.

“Las ramas no primarias, que son las que generan empleo a la parte urbana, han estado en descenso generalizado. Eso ha generado un incremento en la tasa de pobreza”, dice.

 

LA RESPUESTA
¿Cuál fue el rol de la política social en un contexto de alza en la pobreza? Segura observa que el hecho de que la pobreza extrema se haya mantenido inalterada refleja que cumplió su rol de proyección a las poblaciones vulnerables. El resultado del año pasado –indica Odar– resalta la necesidad de tener este tipo de políticas.

Ñopo resalta que, especialmente en contextos como el actual, el combate a la pobreza “se tiene que hacer con rayo láser para evitar errores. Esto sucede siempre, especialmente, en países poco institucionalizados como el nuestro”.

Apuntalar la política social, en un país donde la sostenibilidad fiscal ya está en luz ámbar, será un reto más para el nuevo gobierno.