Pobre Dany Sifuentes. Lo peor que le puede pasar a un profesional es convertirse en una marioneta. No decimos payaso por respeto a quienes trabajan haciendo reír a la gente y divirtiendo por calles y plazas. Pero Dany tan solo con el escándalo de las mochilas debería renunciar. Sabemos que no lo hará porque ésa es una de las condiciones de las marionetas: ser manejadas. Sus compañeros de las aulas de la UNAP están sorprendidos con la faceta de Dany. Pero se seguirán sorprendiendo.