Propios y extraños. Amigos, que los hay, y enemigos, que también los hay. Quienes no insultan difamatoria y calumniosamente pero también los que los permiten, que a veces es peor que hacerlo de manera frontal. Todos, absolutamente todos, tendrán que admitir que este diario se ha convertido en el medio más plural de esta campaña electoral donde los peruanos nos volveremos a equivocar al elegir al nuevo Presidente de la República y los loretanos nos podremos equivocar una vez más al elegir a los congresistas de la Región. Pero más allá de esta comprobación, está la certeza que la historia es la misma de siempre. Con matices pero similar. Con diferencias pero más coincidencias. Y en esta pluralidad hay que reconocer la agudeza de todos los columnistas. De los nuevos y los antiguos. Los partidarizados y no partidarizados. Los antis y pros. Los que están a favor y los que están en contra.

¿Qué se sorprenden de la decisión de los dirigentes de los partidos nacionales al designar candidatos sin importarles la democracia interna y menospreciar el trabajo de gente que se fajó cuando la otra gente insultaba con malaintención y falsedades? La política es así. Por los siglos de los siglos. Amén. ¿Acaso no es despreciable que en una agrupación desde Lima se obligue tácitamente a apoyar candidaturas de personas que ayer denostaban con el estilo de gobierno de la esencia de un partido y, sin duda, una vez sentados en las curules se irán por los pasillos de los pasos perdidos en busca del pasado? Y, como dicen las abuelitas, todos y todas son cortados con la misma tijera. ¿Acaso esos neodefensores de los líderes nacionales desconocen que corrupción no sólo es levantarse algo del presupuesto sino renunciar a la decencia política y prostituir lo que Aristóteles alguna vez pensó que era una actividad de entrega a la sociedad?

Miren todos. Griten todos. Silencio en el bosque. ¿Lobo, estás? Está bien que hace años ya un tal Ricardo Palma escribiera que en este Perú de tantas razas distintas quien no tiene de inga tiene de mandinga. Pero un poquito de decoro, ¿no? Qué es eso que cada elección los más elegantes de la política local se conviertan en vientres de alquiler de fetos que a pesar de ver la luz serán siempre abortos despreciables por su origen y destino. ¿Creen los políticos de todas las caretas que llegar al destino llamado Congreso se justifica aunque se renuncie a sus orígenes? ¿Creen eso?

Por eso, lo leído en la pluma de Tintaya y Carrillo la semana pasada me lleva a una comprobación: en este diario escriben los que todavía tienen la valentía de indignarse ante tanta farsa vestida de democracia, ante tanta parafernalia disfrazada de tolerancia, ante tanta prostitución enmascarada con plumas y lentejuelas. ¿En otros diarios de Iquitos se puede leer similares artículos?. Creo que no. Por eso, la patria se ha salvado. El periodismo también. Y con él y ellos la rebeldía que, siempre es el residuo donde descansan los mejores ideales. Por eso, a pesar de todo, nos mantendremos plurales, por lo menos.