Peregrinaciones

–   Las demostraciones increíbles en Chapi

No creo en las peregrinaciones encabezadas por los jerarcas de la iglesia y menos en aquellos que pertenecen al ala más radical de los católicos  como el Opus Dei, peor aún, en estos mismos que nos conminan a cambiar, o mejor dicho, buscar la santidad a través de una imagen muy venerada que representa la virgen María. Por eso hace muchos años, desde que las peregrinaciones a la virgen de Chapi se convirtieron en un pretexto perfecto para que estos jerarcas acumulen mayor poder ante los feligreses, deje de creer en esto de caminar a través de los cerros eriazos y el intenso frío unos 100 Km. sólo para golpearme el pecho y sentir culpa.

Pero es sin duda muy periodístico. Pues las cifras señalan que el 2012 este santuario arequipeño recibió unas doscientas mil personas. Es decir, doscientas mil historias, que van desde los “palomillas” que buscando un pretexto para salir de casa con los amigos y aprovechar el feriado largo para acampar, tomar un trago y fumarse alguito, aprovechan esta fiesta de la fe; hasta las personas que con cáncer terminal y cargando en un buen tramo una enrome piedra sobre las espaldas, intentan que su fe acabe con su enfermedad.

Por eso este feriado se vuelve más complicado y trabajoso que cualquier día laborable. Y un primero de mayo que debería ser festivo, descansado y hasta familiar, se convierte en horas y horas polvorientas con olor a sahumerio kilómetro tras kilómetro y en un verdadero panal de delincuentes que, con la misma aparente fe que profesa una abuela tapada, acuden al santuario primero a rezar y luego a robar, o a veces al revés.

Me sorprenden más las promesas, esas historias traen consigo cadenas y cadenas de hechos ocurrentes en la vida del peregrino que, coincidencia o milagro, refuerzan su creencia volviéndola pétrea o hasta fanática. Por ejemplo aquella que trajo desde la oscuridad del coma al hijo que sufrió un accidente y el cual en camilla y totalmente ido tuvo que ser llevado a pie y por toda la familia para que sucediera el milagro de la vida y fundamentara la promesa de asistir cada 1 de mayo por el resto de las vidas de los padres.

Por eso uno puede atisbar en la noche anterior una interminable fila de luces que serpentean los cientos de cerros antes de llegar al santuario. Aunque el Gobierno Regional, muy astutamente y ante la reelección, asfaltó la vía, construyó una primera etapa del novedoso y gran templo y se inclina cuando esta jerarquía católica le pide algo, la gente prefiere caminar toda la noche cargando estas piedras como muestra del sacrificio previo al perdón.

Y para retratar mejor estas historias hay que acompañarlas y esperar el “muerto” de este año, que por una tradición que más se debe atribuir a la siniestra que a la diestra del señor, cada vez que se presenta el peregrinaje aparece.  Este año no pudo ser la excepción y un joven de 28 años, cuando subía una cuesta antes de llegar a la apacheta anterior al santuario, sintió que su corazón no daba más. Falleció, no sé si para la consolidación de la leyenda que señala que por lo menos “la mamita” se lleva a una persona en sus fiestas o para la desgracia de su familia que no sospechaba de sus males cardiacos.

Pero son doscientos mil y si han acudido con la fe respectiva del mes, seguro regresan renovados con la bendición de la virgen. Claro que se aprovecha del viaje para desear lo que lo espiritual no puede otorgar. Una casa, un carro, una empresa, dinero, hijos, esposos (as) fieles, cartones de bachilleres, licenciados o magister, viajes, en fin, todo lo que pueden pensar doscientos mil cabezas. Y  estos deseos tienen que estar plasmados o construidos en el mismo Chapi, así que con las piedras durante el trayecto y alrededores se forja el deseo artísticamente para que la madre de Jesucristo sepa interpretar y convertirla en realidad, claro, previa fe, supongo.

Y para no olvidar a los que se quedaron en sus casas, los jerarcas han autorizado la construcción de réplicas en la ciudad. De tal manera que por turnos semanales esta réplica de tamaño natural (que ya no sé si será la cuarta o quinta) recorre los barrios con la misma parafernalia realizada en su santuario original. El resultado: todo impregnado de sahumerio y llanto. Hasta el alcalde de Arequipa, con su propia plata dice, ha comprado una réplica de tamaño natural que no es poca cosa, y la ha donado para los que profesan esta fe en Santiago de Chile. Ya me están convenciendo.

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