Venezuela
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La información que llega desde Venezuela es amplia y diversa en las redes sociales, interpretadas casi siempre desde el ángulo del manager de estas cuentas. Sin embargo en la prensa tradicional las cosas no han cambiado mucho. Vale decir, la prensa denominada de derecha y mayoritaria a veces sobre dimensiona ciertos actos y en otros editorializa la situación del país llanero con oraciones apocalípticas que, en realidad, poco o flaco favor le hace a su causa ideológica.

Y no es que no suceda lo que están queriendo con todas sus fuerzas, sino que se anticipan como buenos oráculos del poder que suelen ser en estos casos donde el ajedrez de los intereses económicos y mediáticos parece tener la receta antes que la enfermedad se haya producido. Por eso la cobertura parece ser una plantilla que sólo cambia en algunos nombres y escenarios pero el fin, es el mismo, desear fervorosamente que el sistema instaurado por Chávez y Maduro caiga sin compasión.

Poco importan sus consecuencias con nombre y apellido. Tal vez sólo sirvan para la sensibilización de un segmento cada vez menor que suele seguir las consignas y creerlas, lo que es peor, sobre sus pronósticos. Por eso las redes suelen ser una buena bitácora para saber la realidad de las cosas y su verdadera magnitud. Aunque, hay que decirlo, cada vez los grupos o representantes de ambos bandos (derechas – izquierdas) se pelean también por posicionar su idea, dejando en el limbo a los que acuden normalmente a estas vías para tener un panorama real de lo que pasa en Venezuela.

Una cosa es cierta. Nada justifica la muerte de los venezolanos, sobre todo de jóvenes que entusiastas acuden a una movilización y protesta por algo que ellos consideran básico para ejercer su ciudadanía: su libertad. Y ésta, es evidente que desde un buen tiempo y sistemáticamente se ha estado restringiendo en este país.  Un hecho que ha tomado unas dimensiones que serán muy difíciles de revertir en la imagen que Maduro va teniendo cada vez con su propia población, que, efectivamente se trata de una dictadura descontrolada, que para sostener su régimen cita al fascismo o a la guerra internacional contra un supuesto pueblo marginado que sólo quiere socialismo.

A estas alturas el futuro es incierto en este país y aunque algunos sospechan que lamentablemente las políticas de represión y movilización que genera el Chavismo aplacarán en pocos días esas protestas, nadie duda que se haya herido de muerte lenta a este sistema que encarna Maduro, de paso él mismo ha construido tal vez a su sucesor. Un Leopoldo López que ha construido bien su figura de caudillo con todas las consonantes que lo amerita. Un académico padre de familia amoroso que se ha inmolado preso tras promover una protesta, algunos años en la cárcel y desde ahí su figura no necesitará más que tiempo para forjar su camino en reemplazo de Maduro.