MI OPINIÓN

Rubén D. Meza Santillán

Después de larga espera, desde la gestión de Salomón Abensur, la tan esperada Casa de la Amistad, va abriendo sus puertas de a pocos, de manera gradual, casi sin darnos cuenta, para ponerse a disposición de la ciudadanía.

Un espacio amplio, con ambientes acondicionados y cómodos para que ahí se puedan congregar todas las instancias e instituciones aliadas que trabajan el tema de la madre, del niño, de la familia en buena cuenta. Para que los que lleguen allí en busca de apoyo, de ayuda y orientación, solo encuentre eso, más no indiferencia, maltrato y poca ayuda. Con este edificio moderno, debemos tener un servicio de estos tiempos en bien de las personas. Donde la tecnología y una red cálida de instancias, no solo municipales sino de otros niveles y sectores, estén prestos al necesitado. Para que la víctima encuentre el ambiente adecuado y sienta que la justicia y el Estado están, por fin, cerca de ella.

Esta llamada Casa de la Amistad, es un proyecto que cobra realidad, y que hoy lo vemos levantado en pie imponente con su bella arquitectura, muy de estos tiempos, vale reconocer el aporte del Fondo Italo-peruano, que creyó en la necesidad de un lugar de estas características en Iquitos. Y ahí está en la avenida Mariscal Cáceres, entre el emblemático MORB y la oficina de migraciones.

La Demuna de Maynas ya está atendiendo en ese lugar. Se irán sumando e implementando gradualmente, en breve tiempo eso sí, módulos de la Fiscalía y juzgado de la Familia. Emergencia Mujer. También Medicina Legal, Psicología y asesoría legal. Así mismo se sabe que la comisaria de la Familia de la PNP se trasladará a esos ambientes. Defensoría del Pueblo. Las organizaciones que trabajan desde hace tiempo en temas de género y familia cumplirán un rol importante en esta integración.

Por eso consideramos que ese lugar debería llamarse La Casa de la Familia, porque se prestará una atención integral a los miembros de esos hogares heridos y en crisis. Porque además con la unión de estas instituciones se fortalecerá y se hará más efectiva la lucha contra la violencia familiar y de género, más ahora que constantemente nos enteramos por las noticias de agresiones a menores de edad, incluso recién nacidos, por parte de sus propios padres o madres. Tendremos pues, ya no a mujeres o victimas mendigando de un lugar a otro que se les preste atención, auxilio y que se les haga justicia. Y que se les cerraba las puertas y con ella su esperanza y fe en este sistema que las violenta más. Por eso en medio de todo nos alegra sobre manera está muy buena nueva.