Entre santos y herejes

Por Miguel Donayre Pinedo

El fundamentalismo católico que se vivió en España influye en la percepción con el fútbol [recordemos la Santa Inquisición]. Es maniquea. Dual. Amén de las narrativas emocionales- nacionalistas periféricas o no. Un club gana un campeonato y el equipo va a la Santa patrona a rendirle tributo, así es este fundamentalismo aunque los nativos de estas tierras no miren con esos ojos. Aquí se endiosa o demoniza a los jugadores, entrenadores, presidentes de clubs entre otros personajes que tienen que ver con el fútbol. Los que están en el santoral como el entrenador del Barcelona se le permite todo. Está en estado de gracia. Hace pocos días decía públicamente que orinaba perfume y, hala, aplausos a su vulgaridad. Hace publicidad a un banco y se aupado como el Mesías. Lo que diga es dogma. En el otro extremo está Mourinho (con sorna le dicen el Anticristo) que lo que diga levanta ampollas. No le dejan respirar. Lo que diga él se cuestiona. No tiene la verdad, la verdad está en el profeta del Barcelona. Que desilusión atrapado en el medio de estos cerriles.