Crónicas peruleras

Por Miguel Donayre Pinedo

En Lima de frío y húmedo invierno no dejan que caer los aludes mediáticos hasta niveles intolerables. Hay que apagar la tele o cerrar el diario. Uno debe abrir el paraguas para que no nos caiga tanta mugre que puede mojarnos. Mejor hay que ponerse un chubasquero. De un lado, era Lori Berenson y de otro, un holandés, aparentemente, errante que mató presumiblemente a una muchacha universitaria, ¿es demasiada coincidencia que se trata de extranjeros? No lo sé, hay un tufillo nacionalista e intolerante que huele mal. Una muerte que los medios de comunicación no paraban de hablar, ni les digo los noticieros televisivos que cada día en Lima son más degradantes de la condición humana, orientados a la carroña, a la basura. Las imágenes y los detalles sobre el crimen no cesaban. Era un acoso televisivo. Seguro que en Lima hay crímenes muchos más escabrosos y horribles que pasan desapercibidos, pero con este siguen saliendo las noticias cada vez más inanes, ¿será acaso otro distracción a los peruanos y peruanas de a pie?.. Me temo que sí.