Escupiendo al cielo

Por Miguel Donayre Pinedo

Que insolencia la de Cipriani. Se atreve a comentar la situación penal- administrativa de Lori Berenson con desfachatez. Que la hipocresía ganada en su larga vida pública le hace decir cosas fuera del sentido común. Cuando debió dar la cara, se escondió. Es un caradura. No defendió el amor a los demás, al prójimo. No escuchó el dolor de las víctimas, se tapó los oídos. Aquel que sostuvo que los derechos humanos le interesaban un pimiento para ser finos (porque dijo cojudeces). Curas como ese merecen mi repugnancia. No luchan por lo que dicen en el evangelio. Como un mandarín de la vida pública argumenta que no ha debido ser libre, ¿acaso él es juez o autoridad administrativa? ¿Qué pasó con el perdón católico? ¿Ha una persona se le puede tener en la cárcel a perpetuidad? ¿No se puede redimir? ¿Acaso el ser humano no puede cambiar? Esas preguntas se debió hacer este curilla antes de hablar. El mundo al revés.