Contra el tedio

Por Miguel Donayre Pinedo

Hay un pintor al que siempre acudo cuando estoy dando vueltas de aburrimiento o ante un bloqueo mental. Me incentiva, me desbloquea la mente como el café o chocolate ante una cefalea. Ese pintor es Paul Gauguin. La vida de este gran artista ha sido enriquecida en la novela de Mario Vargas Llosa, “El paraíso en la otra esquina”, recomendable leerla. Su vida es una intensa novela. Renunciar a ser un burgués para pintar, dedicarse al arte y asumirlo con todas sus consecuencias. Es ebullición pura y dura. Me interesan más las pinturas en su aventura por la Polinesia, me subyuga y me quedo quieto contemplándolas. Me seduce su arrojo del pincel [hay neurosis creativa], su lucha en contra de las modas. Para mí es un deslumbramiento permanente cuando las observo. No sé, tiene eco, reflejos marcadamente amazónicos. La luz, el uso de los colores, las personas que son retratadas. Me devuelve poco a poco al pulso de esta tarea, el de vivir.