Sidra party

Por Miguel Donayre Pinedo

Lo que ha ocurrido en Arizona contra la vida de una congresista de las filas del Partido Demócrata es consecuencia (directa o indirecta) del discurso flamígero que una parte de la derecha extrema estadounidense intoxica cada día a través de bustos parlantes y emisoras de radio y televisión. Mirar al rival como enemigo no como adversario, es una de esas tesis donde la confrontación política se convierte en una lucha verbal que llega a niveles de bulla intolerable. Adios al civismo. Al debate democrático. No es un discurso donde se respete las diferencias, el punto de vista del otro, del contrario. No, es anular al que tienes al frente. Disparar mismo sicario. No vale discrepar, si arrollar. Me recuerdan a esos talibanes de la religión que desde el púlpito claman guerra. Todos estos aspectos y con aliños de contexto [como el meapilismo] lo vivimos en la península a cargo de la derecha (aquí ya no sólo la extrema derecha). No hay día que no intoxiquen el debate político estos partidarios del Sidra Party como se les llama a estos prosélitos de la intolerancia.