¿Dónde está el límite?

Por Miguel Donayre Pinedo

Mi madre por el teléfono me comenta que un secuestrador ha muerto por el disparo de un francotirador de la policía. Busco la noticia, en efecto, una persona que no estaba en sus sanos cabales murió cuando tenía a varios rehenes en una oficina bancaria. Amenazaba con explotar bombas que tenía en el cuerpo y en sus maletas. Lo curioso ha sido el comportamiento de la prensa (presumo que no solo es la peruana, en Internet anuncian y se observan suicidios). Pero mostraban esa muerte con indiferencia, una simple anécdota de quien quebranta la ley muere (si fuera así ese axioma muchos estarían en la cárcel como el caso del faenón y otros). La indolencia social ante esa muerte mostraba su cara más dura cuando diferentes medios de prensa anunciaban las imágenes del momento que el secuestrador era muerto por el disparo como si fuera una película de violencia que pasan por la tele. Aquí no pasa nada, decía un comentarista deportivo. ¿Era necesario tanto morbo? ¿Se preguntaron acaso que esa muerte ha sido proporcionada? ¿Hubo mediadores para hacer desistir a esa persona de su fechoría? Ha sido una muerte desmedida y lo peor es que nos vamos acostumbrando a la que la vida no vale nada ¿Por qué no salió Cipriani a criticar esa muerte desproporcionada? Leía también las declaraciones de la madre y hermana y coincidían que el muchacho no andaba bien de salud mental. La vida cada vez vale nada.

1 COMENTARIO

  1. Totalmente de acuerdo con la nota, no hay derecho, parece que el gobierno de Alan Garcia exagera con este tipo de noticias, trata de tapar los mas grandes actos de corrupcion de los ultimos años, y la prensa se presta para el juego…

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