Viajeros de tren (2)

Por Miguel Donayre Pinedo

Caminar por el pavés de las calles de Burdeos es un goce pleno. Tomar un café en una de las terrazas y hablar sin premuras te envuelve en un halo de nostalgia. El Teatro de la ciudad es simplemente bello. No hay ese guirigay en las avenidas. Muchas bicicletas. Con ese ambiente nos adentramos a seguir la estancia de Francisco de Goya por esta ciudad. Aquí pasó sus últimos días hasta su muerte. Fuimos a las casas de los amigos donde estuvo, pensiones y la casa final donde falleció – y hoy está allí el Instituto Cervantes. Recordemos que Goya años antes había pintado el horror humano de la guerra entre Francia y España, de manera que coincidentemente Conrad y Goya habitaron en el mismo espacio. En la misma ciudad, cuentan que Goya adquirió energía y recuperó el color en sus lienzos. Para mí claro que esa coincidencia de estos personajes no es vana y es alimento puro para la Literatura. El azar cruzándose delante de nosotros mientras miramos el atardecer el malecón del río Garona.