Viajeros de tren

Por Miguel Donayre Pinedo

El tren nos llevó desde Hendaya a Burdeos. El paisaje era todo verde y de mar. Mi ilusión de llegar a Burdeos era rastrear el recorrido imaginario de Joseph Conrad por las calles, rúas y pasajes de esta ciudad, Conrad es el autor de “El corazón de las tinieblas”. Quien denunció a través de esta las muertes salvajes de personas en el Congo. Era una llamada de atención a la condición y dignidad humana. Este escritor polaco que escribía en inglés tuvo la suerte de coincidir con Roger Casement, sí el irlandés quien destapó las muertes en la región del Putumayo. Es decir, el plato literario estaba servido. Para mi asombró cuando fuimos a preguntar en la oficina de turismo sobre las huellas de Conrad, la mujer que nos atendía puso unos ojos de plato, no lo conocía, nos repreguntó quien coño era Conrad. Hombre, es un escritor. Se quedó muda. Con ese dato en lugar de desanimarnos alimentó más la imaginación literaria y paseamos por esta ciudad que ha sido declarada patrimonio de la Humanidad. Al margen de esa anécdota literaria, es una ciudad con mucha calidad de vida. No hay bulla, ruido. La ciudad mantiene un idilio con el río Garona desde hace mucho tiempo. Es una ciudad para perderse en el tiempo.