Siempre somos un país convulsionado. No terminamos de asimilar una turbulencia y ya empezamos otro. Apenas termina una campaña electoral y ya comienza otra. Aún antes de conocerse la derrota de un político ya sus más cercanos colaboradores comienzan a trabajar en pos del triunfo. Y ese trabajo, necesariamente, tiene que hacerse tratando de desprestigiar al opositor, ya sea con una andanada mediática destructiva o, también, con procesos judiciales antiguos o nuevos. El objetivo es que la popularidad del rival descienda y que “la calle hable”. Eso se repite en la capital de la República y también, en otras regiones del país. Loreto, por ejemplo.

“Keiko Fujimori creó un equipo de congresistas para que viajen por todo el país y comunicó que se vienen meses trascendentales. Toda esta parafernalia obedece a que el fujimorismo maneja documentación que comprometería al presidente Pedro Pablo Kuczynski con el escándalo Odebrech.  También anunció que Ana Vega será la nueva secretaria de Ética y Pier Figari será promovido a secretario de Organizaciones. Figari, además, asumirá la dirección del grupo de 10 congresistas que tienen la misión de visitar y monitorear todo el país. El objetivo detrás de estos viajes es recoger los reclamos sociales y las insatisfacciones de la población con el gobierno de Kuczynski. La clave es que PPK no será vacado porque el fujimorismo quiso sino porque el pueblo lo pidió, dice una fuente”. Todo esto se publicó en el semanario que dirige César Hildebrandt el 20 de enero.

La semana siguiente varios congresistas del fujimorismo visitaron diversas ciudades del país. ¿Qué sucedió en Iquitos? A media semana se aparecieron unos asesores del fujimorismo en el Congreso de la República en varios medios de comunicación de Iquitos para anunciar que el Contralor General de la República, Edgar Alarcón, llegaba a Iquitos para realizar un recorrido por diversas obras y participar en una audiencia pública donde “el pueblo haría escuchar su voz de protesta”.

La semana comienza con la información que “la aprobación del presidente Pedro Pablo Kuczynski se derrumbó de 46% a 35% en un solo mes y acumuló una caída de 16 puntos desde noviembre, según la encuestadora GFK. El sondeo nacional urbano-rural reveló, además, que el rechazo a PPK creció de 44% a 52%. Esto significa que su desaprobación supera por 17 puntos a su popularidad. En apenas cinco meses (desde agosto del año pasado), el respaldo al jefe de Estado descendió de 60% a 35% y su desaprobación escaló de 14% a 52%. Entre los aspectos negativos de la gestión de PPK, figuran que no combate la delincuencia, no cumple con sus promesas electorales, no lucha contra la corrupción y no está trabajando para los más pobres”.

La primera semana de enero, Fernando Rospigliosi, escribió sobre las tres condiciones para que proceda una vacancia presidencial. “La primera es que se produzcan escándalos políticos que afecten al presidente. Esa condición existe desde el principio y de sobra (…) La segunda condición para la vacancia es que haya una mayoría en el Parlamento dispuesta a hacerlo. Eso ya existe, también desde el primer día. Pero no bastan las dos primeras. La tercera es la más importante: que la economía vaya muy mal y que estén las masas en la calle protestando contra el gobierno y enfrentándose a las fuerzas del orden”. Como se verá, la tercera condición se puede lograr. Si es desde las provincias, mejor.

Así que quienes creen que en política la espontaneidad marca los acontecimientos están equivocados. Cuando algunos hablan de vacancia, no es broma. Hay que mirar lo que sucede en el entorno para darse cuenta que de las tres condiciones sólo falta una y eso está en relación directa a lo que “dicen” las encuestas.