Naufragio en Maynas

El sacrosanto Municipio de Maynas parece dirigido por el huachafo Melcochita. Entre chistes vulgares, imitaciones torpes y gritos que pretenden ser cómicos, navega en estos tiempos crecientes o vaciantes esa infortunada casa edil. No se puede explicar de otra manera el zafarrancho que se viene armando con algo tan simple, tan mínimo: la ausencia del titular del pliego, el lamentablemente accidentado burgomaestre Charles Zevallos.

El gran William Shakespeare propuso la matanza de los abogados para enderezar la ciencia del Derecho. Esa sugerencia es hasta ahora válida pues tantos picapleitos hacen lo que quieren con la ley. Y no del hampa. Pero lo ley es la ley y ella dice, a la letra escrita, que no se puede dar más licencia al burgomaestre citado. No se puede alterar eso. Ni como. Ni con la ley de la gravedad. Por ello, en vez de hacer tantas reuniones, tanto ruido con pocas nueces, se debería aplicar la legislación vigente para estos casos. Es decir, debido al estado de salud de Zevallos que por ello mismo no puede asumir la dirección edil, se tiene que nombrar oficialmente a su relevo temporal. Así de simple es la cosa. Así de ejecutivo. Pero no. Pero hay que hacer alboroto, naufragar en el vaso con agua. Lo cual demuestra que hay intereses más que oscuros de por medio de los que no quieren perder la mamadera del poder.

El asunto del relevo del infortunado alcalde es como ahogarse en un vaso con agua, potable. O sea escasa, pese a los tantos ríos, fuentes de agua, corrientes subterráneas y hasta lluvias que nos circundan desde siempre. Ese naufragio ha sido y es uno de nuestros peores errores. La costumbre de perder el tiempo en naderías, se extiende a lo largo y ancho de la historia local. Los problemas que tiene la ciudad no están para pérdidas de tiempo ni para citas extraviadas en verborreas.