Libros amazónicos en la Feria del Libro

Siempre es un gusto que el mercado editorial amazónico se renueve y, además, que salgan nuevas publicaciones, que se publiquen y, más, se presenten en eventos importantes como la Feria Internacional del Libro FIL-Lima 2010,  que este año se realizará en el Parque de los Próceres de Jesús María.

En medio de un escenario público canallescamente ajeno con la cultura y el arte, resulta casi como un milagro que existan entidades que apuesten por el libro. Editorial Tierra Nueva no ha dejado de lado su labor de promoción de los autores amazónicos, nacionales e internacionales y se lanza con una serie importante, interesante, vital, que debería motivar a la lectura.

Los libros que presenta Tierra Nueva en la FIL Lima son: “Lo que no veo en visiones”, de la poeta Ana Varela (domingo 25 de julio); “El linaje de los orígenes-la historia desconocida de los Iquito”, del poeta y animador cultural Percy Vílchez Vela (domingo 1 de agosto); y  “Las respuestas del mudo”, selección, notas y prólogo de Jorge Coaguila (sábado 31 de julio). Me quiero concentrar en todo caso en los libros de Vilchez y Varela, que son amazónicos por esencia (y en próxima entrega me referiré exclusivamente al espléndido trabajo recopilatorio de Coaguila).

Percy Vílchez es un ser  que vive para la literatura y a través de la literatura puede conectarse con el mundo. Narrador de mundos históricos que retoman la Amazonía y las venturas o desventuras de los aparentemente marginados, poeta que le canta a las espiritualidades del bosque  y los personajes que componen el fresco social de una tierra tan disímil como nunca ponderada, ensayista lírico de la memoria, autor de libros tan importantes para la creación regional como “El andante de Yarinacocha”, “El linaje de los orígenes”, “Inquilinos de la sombras”, “Santuario de peregrinos” y “Los dueños de astros ajenos”.

Vilchez es, sin duda, un gran escritor y su presencia en los predios literarios del país es una saludable forma de ir viendo que desde la periferia limeña el talento no sólo es visible sino permanente. En una entrevista, me señaló lo siguiente, refiriéndose a su oficio literario:

¿Cuáles son las características más importantes, desde tu punto de vista, de la tradición narrativa oral amazónica?

Primero, su insistencia en referirse al polen fundador, a lo vital de la generación de vida, Segundo, su relación con las divinidades de aquí y de allá, tercero, la exuberancia sin final que desborda todos los límites, todos los credos y creencias. Cuarto, su capacidad de integrar los mundos circundantes y trascendentes. Quinto, su prodigiosa capacidad de asimilar hallazgos ajenos.

¿Cómo consideras ha ido evolucionando el panorama de la literatura en nuestra Amazonía?

En los últimos años, después de la saludable renovación impuesta por Germán Lequerica, considero que el panorama de esa literatura camina segura hacia un destino mejor, donde las obras perdurables sean estrictamente amazónicas para que alcancen la tan esquiva universalidad.  Al parecer, gracias al esfuerzo de tirios y troyanos hay una mejor relación con las otras provincias y hasta con el estúpida Lima. Aunque parezca mentira soy optimista sobre el futuro de la buena literatura escrita entre nosotros.

Publicado originalmente en el año 2002, El linaje de los orígenes (la historia desconocida de los Iquito) fue dando sistemática forma a todos aquellos vientos indómitos que larvaron su paso por el monte, por el río, por la enorme cosmogonía de la selva inmemorial. Salvar a los primeros habitantes de este tiempo era la consigna. Y este esforzado ejercicio de convivencia con el pasado lo preparó para bucear, como un maestro salvaje, en la mitología amazónica, en la revelación de los marginales, de los derrotados, de los que se quedaron confinados a condición de monstruos (seres diferentes que no pueden ser reconocidos por el entendimiento o la inteligencia de los vencedores de la guerra).

Ana Varela, en tanto, es una de las más importantes poetas del país, aunque no viva en el Perú. Es sin duda la poeta amazónica viva más notable, pero sobre toda ha sido una activista de primera, que ha sabido promocionar y gestar desde los más difíciles caminos el porvenir de la cultura selvática.

Docente universitaria, ex directora del INC-Loreto, miembro del grupo Urcututu, ha publicado El sol despedazado (en coautoría con Percy Vilchez),Voces desde la orillaDama en el escenario. Su poemario Lo que no veo en visiones ganó el importante Premio COPÉ en 1991 y es uno de los más notables y recurridos esfuerzos de reedición que al fin acaban de ser cristalizados, con resultados afortundados para la historia y la literatura.

Hace tres años, le hice a Ana Varela una extensa entrevista, de la cual extraigo algunos párrafos sobre sus comentarios de “Lo que no veo en visiones”:

¿Qué te indujo a escribir  Lo que no veo en Visiones?

En ese entonces, yo trabajaba para un proyecto llamado “Diagnóstico de la situación de la mujer”, que se extendió por dos años. Y en ese tiempo viajé mucho, por diversas partes de la Amazonía, y hablé con mucha gente, mujeres, tenientes alcaldes de pequeños poblados rurales. Me di cuenta que la realidad y la visión utópica se confrontaban. En realidad se había generado un contacto directo y un testimonio verdadero desde las propias aldeas. Mi compañero me dijo ¿por qué no escribes un libro?, luego en el camino, surgió la idea de presentarlo al premio COPÉ que organizaba Petroperú. Poco a poco el libro fue agarrando vida propia, fue transformándose, lo presenté al concurso el mismo día de cierre de presentaciones y, bueno, luego me enteré que había ganado el primer lugar. Fue algo breve, pero muy intenso.

¿Qué satisfacciones ha producido para tu vida Lo que no veo en visiones?
En principio la enorme satisfacción de haber ganado un premio tan importante y los ánimos para seguir escribiendo. Además, para conseguir la voz y la personalidad necesarias, poder viajar y conocer otras realidades y otras personas, sobre todo mujeres que estaban en lo mismo. Principalmente, creo que este libro me dejó fuerza desde dos ópticas: mi valor como mujer y mi valor como escritora testimonial. Además para tener una mejor consideración de la crítica (en especial la masculina), para ser publicada en algunas antologías. Creo que fue un libro que significa mucho y ahora que va a ser reeditado otra vez aquí (por Tierra Nueva, que está en boca de todos los importantes circuitos y animadores culturales), permitirá una mejor distribución y una mejor llegada para que se pueda leer más y mejor, algo que me complace mucho.

Espléndida oportunidad, entonces, la Feria del Libro de Lima para conocer y reconocer a dos grandes obras y dos grandes autores de la Amazonía peruana.