Monólogo de un friki (VI)

Por Miguel DONAYRE PINEDO

La noticia saltó a los diarios peruanos. Alrededor de 300 o más delfines murieron en la costa norte de Perú. Sí, son muchos, una burrada, y es ponerse a pensar que es lo que pasó seriamente. A todo esto añadir que la insensibilidad de las autoridades es patética y cuestionable, según versiones periodísticas, no se pusieron manos a la obra con antelación, a pesar que hubo unas primeras muertes de estos mamíferos, no le hicieron caso, apenas son unos cuantos. Que negligencia y falta de diligencia. Una de las razones que se encuentran de la muerte de estos cetáceos son las sondas de radares de las empresas que realizan labores de prospección en la zona [se comenta que es debido a una empresa petrolera]. Pero las mismas autoridades salieron rápidamente [al contrario de la morosidad al detectar las primeras muertes de delfines] a desmentir que no es debido a esas labores de prospección, se afanaban e insistían en señalar que no hay ningún vínculo entre lo que hace la empresa y la muerte de los delfines [¿será acaso un suicidio colectivo de mamíferos?]. Lo curioso es que ese desmentido se hace sin tener en la mano pruebas que nos pudieran decir que no existe esa relación de causalidad. Como para no confiar en esas autoridades tan insensibles ante la muerte animal.