Monólogo de un friki (IV)

Por Miguel DONAYRE PINEDO

La última película de George Clooney, Idus de marzo, del cual él es protagonista y director, es un film que cuando termina sales con un buen sabor de boca. Husmea la vida política y el valor de la lealtad – intuía que las lealtades en política es un valor sobrevaluado, exagerado. En política no hay lealtades sino conveniencia. Un joven asesor político impregnado de los ideales que transmite su asesorado y candidato político como el medioambiente, pacifista, un marido modelo se choca de cara con la realidad y le hace cambiar rápidamente. El flirteaba con una becaria con derecho a roce que luego se sabe que estaba liada con el candidato y embarazada de él. El asesor trata de cubrirle al candidato llevándola a una clínica para que pueda abortar porqué no quería a la criatura y le recomienda que desaparezca del patio, en medio de ese embrollo, él es despedido [presumiblemente, por la deslealtad al responsable de la campaña; sostuvo una reunión con el asesor del candidato rival]. Nos muestra que la política se mueve en frágiles lealtades que se quiebran a cada paso y se cristalizan a la misma velocidad. El novel asesor despedido logra negociar con el candidato, previo chantaje, de divulgar la noticia del affaire con la becaria, él político accede. Le recomienda pactar alianzas y así logra ser el candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos [chantajes y lealtades al mismo tiempo, es un ecosistema propio de los camaleones]. La película es un alegato para una ciudadanía crítica, no dejemos llevarnos por la retórica sino por lo que hacen esos actores de la escena pública.