ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Ahora resulta que el señor Róger Rumrrill García se molesta porque los periodistas le preguntan. No faltaba más. El que se ha pasado gran parte de su vida preguntando sobre la situación de la región y el país ya no está para interrogantes. Y afirma, en un arranque de sinceridad que debería mostrar en otras áreas, que le molesta las consultas de la prensa.

Y es que parece que don Róger practica aquello que “en el país de los ciegos el tuerto es rey” y quiere mantener en estricta ceguera lo que ha hecho en el pasado. Se le notó molesto cuando una conductora desinformada de LVS Digital le preguntó si había sido “fujimontesinista”. “Muéstreme las pruebas (sic)… eso es una infamia que inventó Jaime Vásquez Valcárcel y la gente de su alrededor”, replicó como si hubiera visto al Chullachaqui. Acá, felizmente, no hemos llegado al estado deplorable de inventar cosas ni datos para sustentar nuestras posiciones. Tampoco hemos llegado al estado decrépito de negar lo hecho en el pasado. Porque, al final, las personas –que son las que finalmente construyen las instituciones- son la suma de sus errores y aciertos. Ni siquiera nos hemos puesto en el plan de calificar sus acciones. Nos limitamos a decir lo que hizo. Y ha sido su expatrona Nery Salinas la que le desnudó. Ni más ni menos. Felizmente los periodistas con cierta experiencia saben de sus andanzas y le toman poco en cuenta.

Él sabrá cómo explicar esa asesoría a una congresista que ingresó al Parlamento en las filas del partido que dirigía Alberto Fujimori. No me atrevería a afirmar que fue fujimorista. Es más, creo que nunca lo fue. Pero como quiere ocultar sus coqueteos político-sociales le lanzo una serie de preguntas que tanto le molestan. ¿Se puede ser opositor frontal al fujimorismo y asesorar en el Congreso a una fujimorista? ¿Se puede criticar de día lo que se sugiere se haga en la noche? ¿Se puede asesorar proyectos de ley para después terminar oponiéndose a los mismos? ¿Se puede uno acostar con el diablo y despertar con Dios? No le pedimos que nos responda las preguntas. No. Sólo las formulamos. Con la misma intención con la que él intenta ocultar sus asesorías.

Porque no de hoy sino de siempre don Róger representa el transfuguismo intelectualoide que cada cierto tiempo hace escala en Iquitos para predicar lo que en la epidermis es incapaz de practicar. Y si le desnudamos una de sus mentiras es con el único propósito que los jóvenes –tan incautos, a veces- conozcan quiénes son los que lejos de contribuir con sus aportes al desarrollo nacional lo hunden con su comportamiento.