En mis años verdes recuerdo que una vez en Isla Grande apostillé el texto “Amazonía sin mitos” financiando por entidades bancarias y agencias de desarrollo, un mejunje de alianzas intraducibles. Para la presentación en el edificio de la Municipalidad, de la plaza de Armas, asistieron a esa enorme sala unas cinco personas, dos de ellas eran mis padres que nunca fallan. Me quedé con el sabor agridulce sobre los editores de esa curiosa la alianza de entidades bancarias, que muchas de ellas, aprobaron fallidos proyectos de desarrollo en la floresta (con serios daños al entorno natural), y siguen aprobando, alguna de ellas están detrás de proyectos de centrales hidroeléctricas en la selva, menudos mastuerzos son. Desde entonces me pongo como un puerco espín cada vez que veo el logo de ellas detrás de esas publicaciones. En un momento de la vida institucional estas entidades reclutaron a científicos sociales para que trabajen asuntos indígenas, obviamente, con cierta complicidad entre el seductor y los seducidos y nadie puso el grito al cielo, es más, lo miraban como un ascenso en su carrera profesional. Estas entidades bancarias han sido y son, los brazos ejecutores de las políticas de liberalización o privatización de las tierras comunales, pero estos científicos sociales no le hicieron ascos y trabajaron para ellos. Aunque luego publiquen obras a favor de los bienes comunes, pero de cosas así está llena la selva.  Es decir, la dictadura del mercado ha logrado engatusar a todos. Lo que quería reparar es que en esas sacrosantas entidades bancarias tan alabadas por cierto sector ideológico son las arquitectas del orden privatizador en el mundo. Hace poco por el juego político parlamentario un ministro fue amenazado de censura por el Congreso y lo censuraron. Luego de unos meses el ex ministro ha sido “reclutado” (porque ya trabajaba allí) por una entidad bancaria como el Banco Mundial. Esta contratación fue subrayada, por un sector de la población, como una suerte que Perú no aprovecha de sus buenos talentos. Pero ¿realmente era así conociendo los precedentes de estas entidades bancarias?, ¿ha sido la función pública una puerta giratoria? No nos tapemos los ojos.

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