Más incendios, más indiferencia, más negligencia

Hace más de tres años, aproximadamente, a finales del 2008, un incendio bastante serio afectó el centro de la ciudad de Iquitos, específicamente la zona comercial de Próspero. En ese entonces, un corto circuito llevó a una propagación inmediata del fuego, que alcanzó material inflamable y rápidamente desató  un pequeño infierno en la zona. Las unidades de bomberos aparecieron en la zona, pero demoraron su trabajo, pues el agua escaseaba. Se desataron pequeños actos de pillaje y, evidentemente, las pérdidas materiales fueron cuantiosas, especialmente para los dueños y empresarios afectados.

Recientemente, dos incendios han generado estupor en la opinión pública: el de algunas galerías en Mesa Redonda, centro de Lima, por un lado (que recordó una tragedia parecida, en las navidades del 2001, con más de 500 muertos), por un lado; y el de los inmuebles cercanos al Malecón Tarapacá, en Iquitos. Lo que compruebo es que el tiempo parece no haber pasado a la hora de la prevención.

Las primeras informaciones indican que en ambos siniestros, la gravedad fue de 9 sobre 10. Es decir, desastres públicos en la práctica. El centro de Iquitos ardió incesantemente la noche del lunes, y recién a las primeras horas de la mañana del martes se logró controlar un incendio, que se inició, claro está, en un establecimiento sin los mínimos controles de seguridad, que guardaba, además, grandes cantidades de combustible y lubricante ¡al lado de los principales establecimientos estatales, policiales y comerciales! (un espacio hacinado, por lo demás).  

Ante la emergencia se ha visto claramente las deficiencias y falencias de un sistema de prevención de desastres que, parece, no está debidamente acondicionado (a pesar de la gran voluntad de los funcionarios públicos). Y los errores van no solo en la prevención, en la cual importa mucho la educación, sino también en el control y la fiscalización. ¿Quién debía verificar que en una zona donde funcionaba un banco, una sede de la Policía y la casona más antigua con los mayores tesoros culturales de la ciudad, entre otros, no se generara un riesgo exponencial como el tener material inflamable y conexiones deficientes en el mismo sitio?

Soy muy claro en señalar algo: si no hubiese sido por la valentía, el coraje y la experiencia de los bomberos loretanos, en estos momentos, estaríamos lamentándonos de una tragedia aún más salvaje. Sin embargo, ahí empieza otro drama, más pronunciado aún: la situación en que se encuentran.

En el incendio iquiteño, las cuatros compañías de bomberos participaron para neutralizarlo. Fueron 77 los efectivos, de los cuales solo 22 contaban con la indumentaria completa para realizar su labor.  En algunos casos, tuvieron que usar baldes para tratar de palear la voracidad del fuego. Ninguna compañía contaba con material básico para este tipo de emergencias, como detergente industrial y espuma especial, la cual debió ser entregada por Petroperú ante la carencia.

Resulta increíble que el material con que trabajan los bomberos voluntarios loretanos sea tan obsoleto. En el caso de Nauta, su vehículo principal data de la 2° Guerra Mundial. En Iquitos, hay material de transporte que fue adquirido hasta en los años sesenta del siglo pasado. Además, en caso como este, donde hacen un servicio a la comunidad por altruismo,  no tienen ninguna protección ante afecciones propias del desempeño de la labor. El caso de Luis Rojas, quien quedó con el tabique roto y el rostro hinchado debido a su trabajo para aplacar el incendio, es clamoroso, pues hasta el momento no ha podido asumir los gastos de curación.

¿Qué hacer? ¿Cómo lograr que la negligencia y el desorden no perjudiquen la seguridad de la comunidad? ¿Cómo contribuir a que los Bomberos puedan efectivamente contar con las garantías logísticas y materiales mínimas para realizar su misión? Son preguntas concretas y no asuntos retóricos que deberíamos debatir, con urgencia, antes que más incendios nos muestren cuán huérfanos nos encontramos de seguridad, prevención y solidaridad.

1 COMENTARIO

  1. ESTAS ACTITUDES DE INDIFERENCIA ES COMUN CONTRA LOS BOMBEROS, CREO QUE LA POBLACION DEBE TOMAR CARTAS EN EL ASUNTO, EN VISTA QUE NUESTRAS AUTORIDADES POCO O NADA LES IMPORTA LA DESGRACIA AJENA. YA BASTA DE ESTAS ACTITUDES, NO ESPEREMOS QUE VUELVA A SUCEDER OTRA DESGRACIA PARA HABLAR DEL TEMA.

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