¿Quiénes “asesoran” de manera tan grosera en asuntos de arqueología o “políticas de Estado” a Maritza Ramírez Tamani, actual directora de la DDC Loreto, para que haya ordenado tan desatinado acto?

Ya en uno de sus primeros libros, “Retrato de un país adolescente”, Luis Alberto Sánchez, tres veces rector de la Universidad de San Marcos, líder aprista e intelectual reconocido y respetado afirmaba que las generalizaciones suelen ser injustas. Vengan de cualquier lado, desde la protesta hasta las adhesiones. Por eso es que en siendo los derechos humanos o la libertad de expresión generalidades recurrentes se pide hechos concretos. Está bien que de un hecho concreto como la resolución del Poder Judicial en contra de una acción violenta contra una mujer se haya convocado a una movilización con la que todos estamos de acuerdo y creo que ha recibido el apoyo mayoritario de la población hasta convertirse en números en una de las más concurridas no sólo en Lima sino, qué alegría, en Iquitos y otras ciudades del país. Pero antes y después fijémonos en lo cotidiano. Y en esa cotidianeidad encontraremos hechos concretos que, oh paradoja, son hechos violentos de mujeres contra mujeres, como bien lo señaló Maritza Espinoza en un reciente artículo en La República o en el artículo de Beto Ortiz en Peru21 titulado “cómo ser una mujer machista”.

Aterrizando en Iquitos, la violencia contra la mujer me ha puesto sobre la cara lo publicado por el poeta Carlos Reyes Ramírez en este diario la semana pasada: “Que la destrucción de una pequeña sala de homenaje lo haga la DBA (Derecha Bruta y Achorada), los trogloditas de las letras, históricos enemigos de la cultura, lo entendería perfectamente, no habría mayor problema, porque quedaría demostrado que la aterradora sentencia de los jerarcas nazis “cuando hablan de cultura saco mis pistolas”, sigue vigente. Pero que la hagan los denominados sectores “progresistas”, ahora enseñoreados en la DDC, nos llama la atención y nos sorprende (…) ¿quiénes “asesoran” de manera tan grosera en asuntos de arqueología o “políticas de Estado” a Maritza Ramírez Tamani, actual directora de la DDC Loreto, para que haya ordenado tan desatinado acto? ¿Cuál es la explicación de Ramírez Tamani, sobre este deplorable hecho que se ha consumado en las propias entrañas de su dirección, institución en donde también se juega el desarrollo del Perú?

La señorita Maritza Ramírez Tamani -quien ya debió dejar el cargo y no esperar que nombren a su reemplazante como lo hacen los burócratas que tienen todo menos un poquito de dignidad- fue la que destruyó unilateralmente la sala donde se difundía la vida y obra de Ana Varela Tafur, la primera poetisa en ganar el Premio Copé y una de las mejores representantes de la literatura amazónica. Eso es violencia de género, violencia cultural, violencia de discriminación, violencia oriunda contra la que debemos protestar, aunque sea con tardanza, porque esa violencia se perpetró hace varios años y pocos fueron los que dijeron algo. Y por eso cuando el fin de semana la señorita Maritza Ramírez invitó a los trabajadores de la DDCL para que acudan a la movilización #Niunamenos por lo menos una de las asistentes sonrío al recordar la violencia con que se despojó el homenaje a Ana Varela y el grupo Urcututu. Contra eso también tenemos que protestar, ahora que vengan los memoriales de los de siempre.