Un juez le condena a usted a cadena perpetua en nombre de la justicia cometiendo la más tremenda injusticia y, creo, maldad. Y usted luego de 27 años de reclusión innecesaria –donde, entre otras cosas- ha perdido a la mujer que amaba porque la señorita decidió irse a otra parte y con otro. Usted ha estado en una celda de un metro cuadrado más de 20 horas diarias y sólo salía para cultivar algo. Para cultivar, ojo, no para hablar. Después de este martirio que fue desde 1962 hasta 1990 usted sale fortalecido y no sólo persona la injusticia sino que tiende la mano a su verdugo y comienza un proceso que termina no solo con la discriminación sino que ve cómo sus nietos se pelean por su herencia y –lo que los pinta de cuerpo entero- tiene que soportar el desaire de los gusanos radicados en Miami que no entiendes de grandezas.

Nelson Mandela fue un personaje controvertido que nunca perdió la calma. Por eso aún muerto sigue creando polémica. Como la que acaba de protagonizar un Ministro del Gobierno Checo, quien en una conversación considerada bochornosa ha dicho que ir a los funerales de Madiba es terrible porque tenía una agenda recargada y el viaje era demasiado largo. Pero ese desaire diplomático no es nada si consideramos las peleas familiares en torno a la propiedad de un hombre que luchó por la paz.

Pues la familia del ex presidente sudafricano fallecido a los 95 años está enfrentada en una lucha de poder, fama y dinero. Y Madiba ni siquiera enterado. Murió creyendo que la paz era con ellos y con los de su raza. Pero hasta sus nietos están metidos en la danza. Y es que por más extraño que parezca mientras el considerado héroe nacional luchaba contra la muerte, enfermo de una grave pulmonía, su familia aireaba ante los tribunales, las cámaras y micrófonos de los medios de comunicación internacionales sus broncas internas. Un nieto llamado Mandla, quien pedía aún antes que muriera que el abuelo fuera enterrado en Mvezo, la localidad situada en las profundidades de provincia de Cabo Oriental en la que nació Mandela, en lugar de en Qunu, donde creció, y donde finalmente descansarán sus restos. Este nieto –como que no aprendió las enseñanzas del abuelo- de todo hacía lío. Hasta por el lugar donde le enterrarían. Y su interés es que el lugar que propone se convierta en el monumento central que atrajera cada año a millones de peregrinos y turistas de todo el mundo. Las ganancias para él, por supuesto.

La herencia es otro conflicto. Mandla Mandela acusó a sus parientes de buscar sólo el acceso a las posesiones materiales del ex mandatario, que acuñó una fortuna millonaria mediante la publicación de sus libros y memorias. La mayor parte del dinero iba a una fundación y a dos fondos que llevan su nombre, a los que intentaron conseguir acceso sus hijas Zenani, de 54 años, y Makaziwe, de 60, acudiendo a los tribunales. Su objetivo era también destituir a los fideicomisos de su padre, los abogados Bally Chuene y George Bizos, así como el ministro de Vivienda, Tokyo Sexwale.

Cómo no, un hombre que luchó y consiguió la paz entre blancos y negros en Sudáfrica no ha sido capaz de lograr esa convivencia entre sus hijos y nietos. La capacidad y heroísmo de Mandela está por encima de cualquier duda. Pero la herencia que dejó no lo dejará descansar en paz. Lo que hace el dinero y unos metros cuadrados.

1 COMENTARIO

  1. ME HUBIERA GUSTADO LEER SOBRE EL GRANDE MENDELA Y NO DE ESAS LUCHAS TRIBALES DE SU FAMILIA ERES UN GRAN PERIODISTA PERO A VECES …… BUENO PERO HONREMOS A ESE HOMBRE DIGNO QUE NOS DEJO EJEMPLO DE DIGNIDAD- LIBERTAD GLORIA ETERNA NELSON MANDELA

Los comentarios están cerrados.