Magras historias

Es la frontera entre Marruecos y España, parece un día normal. Mucho jaleo de personas y carros que van y vienen. En el puesto fronterizo los policías se ponen a revisar los autos minuciosamente. La noticia que salió en la prensa es que se paga tres mil euros por subirte a una patera y así poder cumplir el sueño o pesadilla europea [muchos quedan en el camino, muertos en el mar]. Es cruzar el Estrecho en una embarcación de goma y abandonarte en las costas españolas. Y la otra manera es subirte a una furgoneta o carro e incrustarte en el motor de ese carro o camioneta, y por ello pagas seis mil euros. Así de claro. Los policías revisaban los carros uno a uno poniendo unos espejos debajo del auto. El chofer se pone nervioso, está casi blanco y sudando copiosamente. Uno de los revisores hace soltar la alarma, encuentra algo raro en la parte del motor. El conductor se queda tieso, sin moverse. Le piden que abra el capote, él está poco colaborador y levanta más la sospecha. Lo levantan y encuentran a un muchacho del África subsahariana [¿Senegal, Mauritania, Mali, Camerún?] metido dentro de él. Clic, clic, la foto. Al chofer le imputarán por un delito y al muchacho seguramente lo expulsarán del territorio español. Un drama tremendo de todos los días con lo que se tiene que enfrentar los policías de fronteras. Pero la magra historia de vida no termina ahí. La foto es publicada en uno de los diarios de la península ibérica con la reseña respectiva, reseña con grumos de xenofobia aunque quien la redactó parece no darse cuenta [o sí]. Pero antes de cerrar la noticia leo los comentarios de los lectores y lectoras, y es para quedarse helado el foso de racismo y xenofobia que habita en ese complejo ecosistema. Uno de ellos comentaba sobre la zapatillas de la persona que estaba incrustada en el motor, decía que la foto era dudosa mirando que las zapatillas eran nuevas ¿? Ante tremendo drama humano y ellos [los autóctonos] haciendo chascarrillos de mal gusto al peregrino. Así vamos labrando la historia de las amarguras por estos suelos.

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