– Rosa Yaicate, vendedora de aguaje se confiesa

“Dejaré de vender cuando mis hijos sean profesionales”

Rosa Yaicate vende aguaje desde hace 18 años

No hay duda que Rosa Yaicate es un ejemplo de mujer, madre y trabajadora ya que con este trabajo viene sacando adelante a su familia con quienes viven en el asentamiento humano Puerto Salaverry, ubicado cerca al Boulevard de Iquitos.  

Empezó vendiendo aguaje desde muy joven y  seguirá haciéndolo hasta que sus hijos sean profesionales. Se siente orgullosa de sacar adelante a sus hijos gracias a la venta de aguaje y que  se jubilará cuando logre su propósito.

Todos los días vende aguaje en la esquina de la calle Prospero con Brasil

“Dejaré de vender aguaje cuando vea mis dos hijos siendo unos buenos profesionales, cuando tengan su cartón y un puesto de trabajo, ahí recién dejaré este trabajo”, señaló doña Rosa Yaicate Yuimachi de 36 años, una humilde madre de familia que desde hace 18 años se dedica a la venta de aguaje.

A Rosa uno lo puede encontrar en las esquinas de la calles Próspero  con Brasil donde vende sus aguajes. Con este trabajo viene sacando adelante a su familia, sobre todo a sus dos hijos que aún están estudiando.

Arturo Maricahua Yaicate de 19 años y Victoria Maricahua Yaicate de 15  años son los hijos de doña Rosa. Ambos se muestran agradecidos a su madre quien los está sacando adelante con la venta de este producto.

“Yo vendo aguaje desde que era una señorita,  empecé como se dice de “mona” ya que mis amigas lo hacían, yo entré en ese mundo de la venta del aguaje, sobre todo cuando nació mi hijo. No soy profesional y con esta venta estoy sacando adelante a mi familia”, sostiene Rosa.

Su menor hija siempre la apoya cuando sale del colegio

Arturo  es el hijo mayor de Rosa. Estudia ingeniería de sistemas en la Universidad Privada de la Selva Peruana – UPSEP,   donde mensualmente tiene que pagar 300 soles. Su menor hija estudia en el colegio República de Venezuela el tercero de secundaria. “Yo estoy orgullosa de mis hijos y ellos también lo están conmigo, ninguno de ellos se avergüenza de mí. Mi hijo ni bien sale de clases trae a sus amigos a comer aguaje, a pesar que está en una universidad privada no se avergüenza que su madre venda aguaje”, expresó.

Rosa tiene el apoyo de su hija, quien luego de culminar sus clases ayuda a su mamá en la venta del aguaje. El esposo de Rosa Yaicate también apoya en la venta del tradicional producto, cuando ella tiene que ver las cosas de su hogar. “Mi esposo no trabaja y me apoya vendiendo aguajes, las cosas materiales que tenemos se lo debemos a esta venta, ya que nos genera dinero, no mucho pero nos ayuda a mantenernos”, refiere la vendedora.

Diariamente Rosa vende entre 180 y 200 nuevos soles. “Hay días que se vende, como también hay días malos y a las justas hago 100 nuevos soles de venta. Cuando hay lluvia no gano nada, pero gracias a Dios no nos falta un pan en la mesa”, finalizó. (kattyriveros.18@gmail.com)