Por: Gerald  Rodríguez. N

Pareciese que de alguna u otra forma, el Ejecutivo dio su brazo a torcer ante la problemática indígena de las comunidades del río Marañón, que venía  ya tomando mucho meses de haber tomado el cauce del río Marañón, impidiendo de esta manera que las embarcaciones siguieran su rumbo hacia la ciudad de Iquitos. Y es que en medio de las celebraciones del APEC, el mejor momento del presidente norteamericano, Barack Obama (“si me dieran elegir otra vez en qué época nacer, eligiera esta, ya que nunca se vio tanto avance tecnológico y científico en el mundo…”- Barack Obama, APEC, Lima, 2016), dicho que me provoca un malestar, ya que en esta época también se está viviendo el más exagerado calentamiento global, contaminación mundial, desigualdad. Los temas de los indígenas no podía interrumpir  el desarrollo del programa, ya que los líderes no podían enterarse que el Perú es un país que contribuye a las desgracias que nos trae, hoy por hoy, el tan famoso y cenit sistema capitalista.

Y es que estos ciudadano peruanos, amazónico, los otros ciudadanos, los que piden la conservación de la naturaleza, de la vida, tal vez no sean parte de aquella jauría de los “ciudadanos rabiosos” (Wutbürger, en alemán, según su creador, el periodista Dirk Kurbjuweit), aquel ciudadano motivado por la rabia, que le lleva a buscar progreso mediante las distintas manifestaciones de protesta. Al otro lado de la orilla, el hombre bosquesino tal vez no busca progreso laboral, social o mercantil, el progreso que busca el indígena es el de la conservación de un hábitat natural de la cual, el mundo es el beneficiado.   Lo que busca el indígena, no es dinero, ni lucrarse con una lucha, (desmitificando lo que el gobernador Meléndez cree de ellos), su lucha va mucho más allá del sentido occidental de progreso. Es la vida humana, la vida verde, la mayor defensa que busca, ser tal vez, el acto más heroico que estos hombres entienden como único progreso, traducido desde lejanos tiempos, ya como nos cuenta la historia  de los pueblos amazónicos. Este progreso no es el progreso de la cual nos hablan los líderes del APEC, no es la vida verde y su cuidado y defensa, es el progreso verde, de la moneda y del dólar,  lo que le interesa hablar, de cómo atraerlo más, sin importar que si ese progreso mata, contamina ríos, malogra ecosistemas, destruye el poco aire que  nos queda; porque el progreso del APEC, es el progreso de la destrucción, que niega y es indiferente a las políticas de cambio climático. Ellos, los otros ciudadanos, los que hablan de progreso en un país como este, donde hasta la palabra nos es extranjera, fantasma, busca deshacer el concepto de progreso de los indígenas, que piden progreso a partir de la conservación del medio ambiente, la vida y el futuro.

Pues una vez más, Obama seguirá diciendo que estos tiempos son mejores que los anteriores, por la tecnología y la ciencia avanzada, y lo seguirán diciendo cuando el sol nos achicharre, cuando no exista vida en el planeta, cuando el APEC se desarrolle en Marte, en Júpiter, en el cielo de Dios, o tal vez en mundo del fuego, donde Satanás, el dios del fuego, fabrica lo mejores lugares sin protestas, como ya quisieran que fuera el Perú.