MI OPINIÓN

 

Por: Rubén Meza Santillán

En la gestión pasada de Vásquez Valera, su apellido tuvo peso, diría que era el peso pesado del gobierno. Pero, también es cierto que otros personajes se ganaron su espacio y se hicieron conocidos, porque pasaron a integrar el club de los apellidos “grandes y fuertes».

Los Lozano, Lewis, Cachay, Cortes, Reátegui, López, Montalván, Murrieta, Alegre, etc. Son solo alguno de los que estuvieron en esa lista A1 del poder regional.

Esos apellidos, liderados lógicamente por el de Vásquez, abrían puertas, lograban y conseguían cosas, movían gentes, tenían sus seguidores fieles. Mencionarlos eran buenas cartas de presentación o tarjetas de recomendación.

Pero ahora. En estos tiempos. En que nuevos y no tan frescos aires soplan en el gobierno regional, ya los anteriores volaron como hojas secas de otoño, para dar paso a una nueva y privilegiada lista. La del club de los apellidos “naranjas Huando».

Junto al de Meléndez Celis, nos vamos acostumbrando a los Torres, López, Gronerth, Muñoz, Paniagua, Flores, etc. Porque son solo algunos de los que conforman el referido y selecto clan.

Claro, que en estos cuatro meses y días, hay dos que son los que estarían casi en el nivel de semidioses, al menos las plastecías, reverencias y adoración de sus militantes y «chupes» así lo confirman.

Meléndez y Torres o Torres y Meléndez, creemos y casi estamos convencidos que el segundo orden es el que prevalece nítida y contundentemente. Solo basta darnos cuenta en los gestos y actitudes. En las decisiones y acciones.

Desde las entrañas de este nuevo gobierno regional, saltan estos personajes que ya le sacan brillo a sus nombres. Es más, creo que hay pugna entre ellos para caerle en gracia a la pareja presidencial.

Pero estos nuevos inquilinos que se sienten flotar en las nubes, deben cuidarse y no querer trepar incontrolablemente porque eso puede ser un síntoma de querer igualarse a sus líderes. Entonces ahí si sentirán como de un solo tirón les jalan de la patas para que caigan en picada y se hundan en el fango del olvido. Porque nadie, absolutamente nadie, puede siquiera pensar en compararse a ese dúo que ahora bebe de la copa grande del poder.