Locos, cuerdos e idiotas

Moisés Panduro Coral

Un loco es aquel que es capaz de romper los barrotes de la rutina en la que su vida está aprisionada, no sabe cómo romperlos, ni donde romperlos, ni cuándo romperlos, pero lo logra finalmente por la impetuosidad de saberse un hombre libre, cierto, hombre solamente. Un loco es también el ser que es capaz de batir alas hacia los estratos no comprensibles para el raciocinio humano y desde allí tomar una panorámica de lo finito y burlarse de su propia temporalidad. Un loco es alguien que nunca objetará lo inevitable de contraerse en lo más abisal de sí mismo para ir en un viaje de ida al encuentro de un universo seráfico y de creación eterna. Un loco es un profano distraído a la enésima potencia que es dueño de la concentración del sabio para construir ecuaciones dimensionales incomprensibles con tan sólo observar el vuelo aparentemente incierto de una mariposa.

Un loco no es cualquiera, pues. Es el que valora la abstracción porque sin ella no es humanamente posible entender la concreción, y viceversa. ¿Puedo entender acaso la metáfora de la vida sino conozco sus formas, sus procesos, su dinámica, su intimidad microcósmica? ¿Comprenderé la infinitud expansiva de los cielos sino tengo nociones del breve espacio que me circunda? ¿Será posible que pueda entender el chispazo de vida que me toca vivir sino he navegado en el océano del sentido de la vida? ¿Y si no tengo ni idea de lo que es una hoja podré comprender el valor de un árbol?. Ciertamente, concreción y abstracción van de la mano, del mismo modo como la especificidad levanta la pirámide de la generalidad.

Ahora bien, un cuerdo es, por el contrario, un hombre que no se atreve a trasponer las fronteras de lo ordinario y de lo conocido si antes no las ha estudiado y analizado, aunque por lo general, su facultad para crear las restricciones y limitaciones que el mismo dicta para su mundo material se trastoca en potestad para cambiarlas cuando lo considera conveniente. No es un mal hombre, no. Es un hombre juicioso que toma muchas previsiones para no terminar engullido por los remolinos de su existencia, retrocede un paso en su camino y avanza dos por el mismo camino; a veces bifurca su senda, pero abandona una y construye una nueva senda; va tanteando prudentemente el peligro que le acecha, hincando la oscuridad con sus experimentos, abriendo sin prisa los velos prohibidos, oliendo el grato aroma que expele la comprensión de la naturaleza.

Un hombre cuerdo es visto como un hombre sensato, sin que ello signifique que, por antonimia, un loco sea un hombre insensato. La sensatez puede estar en los dominios tanto del cuerdo como del loco. Donde nunca encontraremos sensatez será en los dominios del idiota. Un idiota, ni es loco, ni es cuerdo, es sólo un idiota. Un loco es, por ejemplo, un autor de ciencia ficciónque escribe sobre mundos nuevos, sobre tecnologías inconcebibles, sobre formas de vida diferentes a la nuestra, sobre el vencimiento de la barrera de la velocidad de la luz. Un cuerdo es el ingeniero que construye una nave espacial, lo lleva fuera del planeta, lo trae de vuelta; el especialista que construye la escafandra y el buzo para enfrentar la falta de oxígeno y las inclemencias de la gravedad en otros cuerpos celestes, el astronauta que se prepara con denuedo para llevar a cabo su proeza. Un idiota,-si quieren saberlo-, es el que pretende ir a Marte sin nave, sin buzo, ni escafandra, a sabiendas que eso es imposible.

Yo rechazo que se diga que un loco es el que ha perdido la razón o que se tome la palabra loco como sinónimo de imprudente. Más bien, el loco marca los puntos para que gane la razón, señala las pautas  para que la prudencia guíe los actos del hombre. Desde esta perspectiva, loco es, por qué no, un romántico que quiere cambiar el mundo con sus ideas, un soñador que cree en la igualdad de los hombres, un hippie que compone un himno a la paz y al amor (love and peace), un poeta que le canta a la belleza. Cuerdo es el que se guía por la razón y la prudencia, por ejemplo, un buen estadista, un gobernante progresista, un escritor que ve en lo fáctico una oportunidad para crear la ficción, un arquitecto de obras prodigiosas que incrementan el confort humano, un inventor de cosas utilitarias, un deportista que sabe cuánto debe exigirle a su organismo.

No hay que confundir, entonces. Todos tenemos algo de locos y algo de cuerdos, tal vez un poco más de uno que de otro, y al revés. De lo que debemos cuidarnos, sin embargo, es de tener algo de idiotas. Muchos creen que son cuerdos, pero son idiotas; algunos quieren que les digan locos, y hasta se computan como tales, pero son idiotas. Y es que la idiotez es el estado inverso de la locura, la actitud antónima a la cordura.

3 COMENTARIOS

  1. Creo que esos temos son su fuerte señor Panduro, no se meta a escribir mas de politica, eso déjelo para los politicos, usted no lo es, usted es politiquero.
    Muy interesante el tema. Sin embargo déjeme escribirle que aunque se desconoce la etiologia de la enfermedad, hay un relativo consenso en cuanto a que se trata de un desorden bioquimico, con origen genético y hereditario,pero con desencadenantes externos. La angustia, la ansiedad, la angurria o una experiencia traumatica puede desencader un brote y ocasionar un suicidio. El 20% de los enfermos se quita la vida y al menos un 50% lo intenta. Me refiero a una enfermedad que muchos politiqueros la sufren y es inexorable su ocultamiento. Es mas recurren a drogas que cuando no le hacen efecto se sobremedican y la evidencia del mal llega a su climax. Antes lo llamaban neurosis.
    En el Perú hay un ex gobernante que padece este mal, quiere ser presidente el 2016 y no escatima en mostrar su otro yo para ganarse al electorado. No creo que usted haya esrito este tema pensando que por eso le dicen a su lider politico caballo loco, no, no, no señor. Su lider no es loco, su lider es bipolar y es a eso a lo que me refiero.

  2. Loco es aquel que sabiendo que algo huele mal, trata de conservarlo.(la Alcaldesa y Norcothe)

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