Tamshiyacu

 

“Nos dijeron: tienen tres meses de plazo para sacar a sus muertos”. Silvia Paredes, profesora del caserío de Paguana, en la región Loreto.

La Procuraduría del Medio Ambiente presentó una nueva denuncia contra el empresario Dennis Melka, acusado de deforestar más de 13 mil hectáreas de bosques en la Amazonía peruana. Convoca.pe volvió al epicentro de la deforestación en Loreto, Tamshiyacu, y esto fue lo que encontró.

ESCRIBE MILAGROS SALAZAR / FOTOS: DIEGO PÉREZ Y KENÉ.

Alcibiades Shapiama. Alex Nashnte Canaquiri. Zulia Quilqui Tuanama. Un centenar de pobladores están enterrados en el cementerio del caserío de Panguana, en la región amazónica de Loreto, en un territorio en conflicto que iba a ser partido en dos. La profesora Silvia Paredes, que lleva 25 años viviendo en el lugar, cuenta que ingenieros de la empresa de capitales extranjeros, Cacao del Perú Norte, dieron a los pobladores tres meses de plazo para “sacar” a sus muertos porque el plan era construir una “vía de acceso” que conduciría a la zona de las plantaciones de cacao a gran escala.

Los pobladores aseguran que la compañía adquirió el predio de una familia de la zona con el cementerio incluido. No es el único caso, la empresa es denunciada por agricultores de la localidad de Tamshiyacu, ubicada a 20 minutos del cementerio si se viaja en mototaxi, por usurpar sus tierras y deforestar más de 2 mil hectáreas de bosques primarios, lo que equivale a 300 veces la extensión del estadio Monumental de Lima, el más grande del Perú.

A pesar de las evidencias, el 16 de mayo último, la Fiscalía Especializada en Delitos de Materia Ambiental de Loreto declaró infundada una denuncia contra el fundador de Cacao del Perú Norte, el empresario Dennis Nicholas Melka, por delitos contra los bosques. En respuesta, el 22 de mayo, el Procurador Público Especializado en Delitos Ambientales del Ministerio del Ambiente, Julio Guzmán, volvió a presentar una nueva denuncia en la misma Fiscalía de Loreto acusando a Melka como autor mediato de la deforestación. Junto a él han sido denunciados, otros dos directivos de la compañía: Rubén Antonio Espinoza, representante legal, y Ernesto Vega Delgado, jefe de operaciones de la empresa.

En el documento al que accedió Convoca.pe, el procurador argumenta que la empresa tomó posesión, de manera irregular, “de tierras con aptitud boscosa como si fueran predios rurales con la finalidad de deforestar la selva (…) acciones totalmente lesivas para el ecosistema”. Árboles como el tornillo, el ana caspi, el cumala y el capinuri fueron derribados con motosierras, según un informe de daños que hizo en octubre de 2013 la ingeniera Ezra Noriega, del Programa Regional de Manejo de Recursos Forestales y Fauna Silvestre de Maynas. Dejaron el suelo pelado sin tramitar los permisos ante las autoridades con el propósito de poner en marcha un negocio millonario con capitales extranjeros.

La empresa es “un león dormido. En cualquier momento van a levantar y van a hacer tala rasa”, advierte Ruperto Vásquez, uno de los cinco pobladores de Tamshiyacu que ha denunciado a la compañía por usurpación de tierras.

“Este es el lugar de más bajo costo del mundo para la producción de cacao”, aseguraba Dennis Melka señalando con el dedo el mapa del Perú que estaba proyectado sobre una pantalla ante un grupo de inversionistas de Inglaterra en mayo de 2015. “Tenemos tierras sin restricciones, mano de obra barata, cero impuestos, el mejor bosque y las mejores especies de cacao”, argumentaba frente a los empresarios poniendo en un escaparate a la Amazonía peruana.

En Tamshiyaku, Cacao del Perú Norte compró tierras a bajo costo: cien soles (un poco más de 30 dólares) cada hectárea, como pudo comprobar Convoca.pe en diversos viajes a la zona. Debido a que Melka no pudo acceder a tierras del Estado, compró predios a la asociación conocida como “Los búfalos”, que agrupaba a 45 agricultores y ganadores que poseían terrenos idénticos de 49.7 hectáreas otorgados durante el gobierno de Alberto Fujimori como parte de una demagógica política de fomento agrario.

La red Melka

«La empresa tiene el objetivo de conseguir la mayor cantidad de tierras mientras que para los agricultores la tierra es el bien más preciado que tienen». Juan Luis Dammert, sociólogo e investigador de Oxfam.

Melka fue la cabeza de esta operación financiera, el jefe de la “organización criminal” asegura la denuncia de la Procuraduría. El empresario estadounidense, que también cuenta con la nacionalidad checa, fundó desde 2010 una veintena de empresas con sede en Loreto y Ucayali, donde estas compañías han deforestado más de 13 mil hectáreas para producir palma aceitera y cacao con la ayuda de funcionarios de los gobiernos regionales involucrados, de acuerdo a la investigación ‘Amazonía arrasada’, publicada por Convoca, Oxfam y Kené Instituto de Estudios Forestales y Ambientales.

Melka también tiene negocios controversiales de palma aceitera en Malasia, donde enfrenta denuncias de deforestación y de despojo de tierras a agricultores al igual que en Perú (Ver: Redes y maniobras del grupo Melka).

Ante los cuestionamientos, la estrategia de United Cacao Limited, que es la compañía de la que depende Cacao del Perú Norte que opera en Loreto, ha sido desvincularse de la participación del cuestionado inversionista desde enero de 2017. El futuro de United Cacao parece incierto, aunque la compañía aún permanece en el epicentro de la deforestación en Loreto: Tamshiyacu. Las maquinarias siguen en el campo y las cicatrices sobre la tierra persisten como se muestran en las imágenes tomadas por la organización no gubernamental Kené en un sobrevuelo el 15 de junio, a las que accedió Convoca.pe.

La empresa es “un león dormido. En cualquier momento van a levantar y van a hacer tala rasa”, advierte Ruperto Vásquez, uno de los cinco pobladores de Tamshiyacu que ha denunciado a la compañía por usurpación de tierras. Vive en esta localidad hace más de 50 años.

El mismo temor existe entre los pobladores de Panguana. “No sabemos qué puede pasar más adelante, aunque la empresa ahora dice que la carretera ya no va atravesar el cementerio. No estamos seguros”, alerta la profesora Silvia Paredes.

La incertidumbre marca el territorio de quienes han decidido enfrentarse a Cacao del Perú Norte. “Como estamos denunciando cualquier cosa nos pueden hacer, algún daño, como ha sucedido en Ucayali”, dice Ruperto.

David contra Goliat

“Como estamos denunciando cualquier cosa nos pueden hacer, algún daño, como ha sucedido en Ucayali”. Ruperto Vásquez, agricultor de Tamshiyacu enfrentado a Cacao del Perú Norte.

El sociólogo e investigador de Oxfam, Juan Luis Dammert, asegura que existe una “sensación de desamparo” entre los pobladores de Tamshiyacu. “Deben hacer trámites que ni siquiera entienden bien (para proteger sus tierras), nadie los ayuda… digamos que los han empapelado, los ha llenado de leyes”, explica Dammert, quien narra de manera amplia este caso en un reciente libro “Acaparamiento de tierras en la Amazonía peruana: El caso Tamshiyacu”, publicado por Oxfam en Perú y Wildlife Conservation Society (WCS).

La empresa también ha denunciado a Ruperto Vásquez. La contienda se da en el terreno, en los juzgados y en el gobierno regional en un escenario desigual de acceso a las autoridades, a la información y a los recursos para sostener una batalla legal por años. Ruperto es uno de los tantos agricultores que no cuenta con un título de propiedad sino solo con una constancia de posesión (Ver: ‘La doble titulación amenaza la Amazonía’).

En la Dirección de Saneamiento Físico Legal de la Propiedad Agraria (DISAFILPA) del gobierno regional de Loreto informaron a Convoca.pe que el problema son los límites de los terrenos debido a que no están correctamente georreferenciados y al ser una zona en conflicto lo primero que debe lograrse es que “ambas partes se pongan de acuerdo para volver a inspeccionar la zona y que finalmente se pueda continuar con el proceso de titulación”.

Pero llegar a un acuerdo hoy resulta una posibilidad remota. Mientras que la empresa tiene el “objetivo de conseguir la mayor cantidad de tierras, para los agricultores la tierra es el bien más preciado”, asegura Dammert. Cacao del Perú Norte S.A.C. ha adquirido 3 mil 985 hectáreas y ha deforestado alrededor de 2 mil 380 hectáreas para instalar su plantación de cacao. “Ha comprado más tierras de las que ha producido”, apunta.

La ambición del proyecto creció sin control al mismo tiempo que el miedo de los agricultores que exigen que se respete sus tierras. La tarde del martes 29 de agosto, Ruperto acudirá a la audiencia pública por la demanda que presentó contra la empresa. Él ha caminado de un lugar a otro para ser escuchado y que se haga justicia.

Ruleta financiera

Ante las diversas demandas que enfrentan las empresas que Dennis Melka creó en Perú y las órdenes de suspensión de sus operaciones en Loreto y Ucayali que aprobó el Ministerio de Agricultura, la estrategia de este grupo empresarial ha sido proteger las tierras para que el Estado peruano no las adquiera como parte de la reparación económica que solicitan los procuradores por los daños ocasionados al ecosistema.

El 2 de setiembre de 2015, el mismo día que una resolución del Ministerio de Agricultura y Riego ordenó la paralización de Plantaciones de Pucallpa, una de las empresas de Dennis Melka en Ucayali; realizó la transferencia de 223 predios de más de 10 mil hectáreas de esta compañía y otra subsidiaria a un fideicomiso.

De esta manera la operación quedó en manos de La Fiduciaria para que administre o invierta las tierras en beneficio propio o de un tercero. Nueve meses después de la transferencia de los predios, en junio de 2016, se convocó a una primera subasta pública. El proceso no tuvo ganador y se declaró desierto. Un mes después, en julio de 2016, la segunda subasta tuvo el mismo resultado.

Un tercer llamado para la venta de los predios tuvo un ganador: United Oils adquirió los predios a inicios de setiembre de 2016. La empresa, fundada por el propio Dennis Melka, adquirió las tierras con la asesoría del estudio Hernández & Cía Abogados aproximadamente por 62 millones de dólares. (www.convoca.pe)