ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel

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A pesar que soy hincha del equipo de fútbol de Colegio Nacional de Iquitos nunca me gustó que se gritara a los cuatro vientos que esta institución es el patrimonio de la región Loreto. Me parece una huachafería y, además, un título excluyente e injusto hacia los demás clubes que han hecho tanto o más que CNI. Por eso me alegran sus victorias y me entristecen sus derrotas. Y me apena la situación en la que hoy se encuentra y los líos que padece por una propiedad que le queda –por lo menos en estos tiempos- ancha y ajena. Esa propiedad es motivo de discordia cuando el problema no es la misma en sí sino qué se hace con ella.

Mi generación, amante del fútbol, seguramente tiene mucho que agradecer a quienes han sido expresidentes de CNI allá por los años 80 del siglo pasado que gestionaron la llegada al equipo albo de jugadores de la talla de Ramón Quiroga, “Huevo” Adriazola, Ernesto Guillén, Ernesto Neyra, William Huapaya y la permanencia de loretanos como Juan del Aguila, Roberto Céspedes y otros nombres que no por la omisión se los puede negar que fueron artífices de victorias legendarias en Iquitos y otras partes del país. Pero ahora resulta que vuelven a reaparecer los nombres de expresidentes de CNI para reclamar –junto a otras personas y jugadores- títulos que no les corresponden y mobiliarios que no les pertenecen. Y lo hacen usando a terceras personas que se prestan a ello porque todo lo que tienen en la vida ha sido prestado.

Estos expresidentes lejos de la pretensión que tienen por estos días –y que será recordada en el anecdotario de un “pórtico” que ya fue- deberían promover el regreso de CNI al fútbol profesional. Deberían juntar a personajes no para reclamar sino para dar.  Tendrían que convocar a tanto empresario jubilado que existe deambulando por las calles de la ciudad de Iquitos para una campaña donde cada uno se haga cargo de por lo menos un jugador y de esta forma soñar nuevamente con el retorno a lo que se llamaba “fútbol rentado”. Es decir, estos señores si tanto dicen amar a CNI deberían aprovechar sus vacaciones en la capital loretana –lejos de Miami, hasta donde fueron llevando dinero proveniente del narcotráfico- para dar rienda suelta a ese cariño y no encender odios. Y si el intento de “recuperar” las propiedades de CNI es sincero y sólido tendrían que hacerlo con cautela porque pueden terminar como aquellos dirigentes que antes que el equipo logre su retorno al fútbol profesional buscaron a un político que los ayude a financiar la billetera y carecían lo que decían poseer solo en la boca. Es decir, recursos y olvidados por los hinchas y la institución.