La fantasía hace que podamos evadirnos de las frustraciones de la vida cotidiana. Cuando hablemos aquí de Fantasías Sexuales lo haremos refiriéndonos a las ficciones constantes, en contraposición a los sueños que tenemos cuando estamos dormidos.

Las fantasías sexuales se producen en una gran variedad de circunstancias. A veces se provocan con toda la intención de pasar el rato, para animar una situación tediosa o para sazonar el acto amoroso. Otras veces, las fantasías sexuales flotan en nuestra conciencia de forma aparentemente accidental, tal vez desencadenadas por ideas o sentimientos de los que apenas tenemos conocimientos.

Entre las modalidades más comunes de fantasía sexual se cuentan las de episodios o tramas conocidos que tienen su origen generalmente en un libro, una película o un hecho vivido. La persona que recurre a esta fantasía la vive  como sumamente placentera y sosegada y retorna a ella una y otra vez. En ocasiones se introducen ligeras variantes, pero el individuo que fantasea ocupa casi siempre un papel destacado en la escena.

El empleo que hacemos de la imaginación en el plano de la sexualidad es bastante variado. Las fantasías actúan a muy distintos niveles para incrementar la confianza en nosotros mismos, servir de válvula de escape a sentimientos reprimidos, aumentar la excitación sexual o facilitar que nos impongamos a las fuerzas que nos resultan más amenazantes en la vida real. Por todo ello, a las fantasías sexuales, se les ha asignado algunas funciones dentro de las cuales se encuentran:

=Generar  o potenciar la excitación. Normalmente las personas con el libido disminuido lo hacen.

=Excitación  sin riesgo. Las fantasías no conllevan riesgos porque son patrimonio exclusivo del individuo y producto de la imaginación. Si se tiene en cuenta que casi todas las fantasías sexuales  presuponen situaciones, personajes y/o conductas que se juzgarían impropios o ilegales en la vida real,  se pone de manifiesto la importancia del factor riesgo como telón de fondo de la excitación sexual.

=Alivio de la ansiedad o la culpa

=Un ensayo controlado. La fantasía proporciona, a un gran número de individuos, un método cuya finalidad es anticipar una situación que se espera con anhelo.

Como contenido de las fantasías sexuales hay que saber que la amplitud de las imágenes eróticas apenas tiene límites. Dentro de las fantasías sexuales se experimenta porque se pueden visualizar situaciones que nunca han sido probadas en la vida real. En casi todas las fantasías se halla el elemento de poder y de autoridad, que se manifiesta en la facultad de ordenar, forzar o someter a otra persona conminándola a mantener relaciones sexuales. Una de las fantasías sexuales más corrientes es imaginar que se está teniendo relaciones sexuales con una pareja distinta a la habitual. Otra fantasía común relacionada con la pauta de la sustitución o cambio de parejas es la escena de la relación sexual en grupo. Determinados sujetos hallan muy excitante imaginar escenas en la que aparecen contemplando a otras personas que realizan actividades sexuales.

Podemos resumir lo expuesto diciendo que las fantasías sexuales se inician en la niñez y cumplen una función destacada en nuestra vida, como instrumento para combatir la rutina, inducir o potenciar la excitación sexual, liberar las tensiones internas y facilitar ensayos imaginarios e inocuos de conductas jamás llevadas a la práctica.  El hecho de que una persona emplee determinada fantasía sexual no presupone necesariamente que desee llevarla a la práctica y saber que tanto los hombres como mujeres tenemos normalmente fantasías sexuales.