Por: José Augusto Vargas Fernández.

El pueblo del Reino Unido ha decidido, mediante referéndum, salir de la Unión Europea, ha votado mayoritariamente por el Brexit (salida británica) y con esta decisión, inmediatamente a puesto en riesgo, millones de puestos de trabajo. La restricción de la libre circulación de bienes y personas; y la variación del trato político y comercial  con el resto de Europa va a producir enormes pérdidas a las empresas británicas.

La voluntad popular, va a generar incertidumbre y perdida de derechos de miles de trabajadores extranjeros en el Reino Unido, como de británicos en Europa. Ha dividido al pueblo Británico, entre viejos, a favor del Brexit y jóvenes, a favor de permanecer en la unión, entre la ciudad y el campo, produciendo un problema social de consecuencias imprevisibles.

El mandato ciudadano, ha causado la más grave crisis del sistema político de Reino Unido de los últimos años, no sólo porque tiene que renunciar el Primer Ministro, que en el sistema parlamentario es el Jefe de Gobierno, sino que además, ha hundido en una profunda crisis a los partidos, incluyendo a la oposición,  el Partido Laborista, poniendo en entre dicho el sistema bipartidario.

Por último, la voz del pueblo, ha puesto en riesgo la propia existencia del Reino Unido, ya que, este es un Estado Unitario, compuesto por cuatro países: Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales. Escocia e Irlanda del Norte han votado mayoritariamente para permanecer en la unión, de tal manera que,  crece en estos países la intención de separarse del Reino Unido, para unirse como estados independientes a la Unión Europea. Más serio aún, se habla de la “República Independiente de Londres”, ya que los londinenses han votado abrumadoramente por la unión. Hoy, ni los impulsores de la salida  del Reino Unido de la Unión Europea celebran.

El aforismo, “vox populi, vox dei” (la voz del pueblo, es la voz de dios”, pretende, que el pueblo, al igual que  dios, no se equivoca, es por esta razón, que su voluntad debe ser obedecida.Sin embargo, a la luz de la evidencia, el pueblo se equivoca más veces de lo deseable, Hitler y Mussolini, para no hablar de la historia nacional, obtuvieron contundentes victorias electorales. Si está claro que el pueblo puede estar errado, es más, algunas veces está  evidentemente equivocado ¿por qué en democracia debemos acatar su decisión?, porque el aforismo latino, es falso, en realidad no se trata de que el pueblo no se pueda equivocar, sino que tiene derecho a equivocarse, en democracia es el soberano, además, es el que más sufre las consecuencias de su propia decisión. Son las reglas. La voluntad popular también puede ser “vox populi, vox diaboli”, la voz del pueblo, es la voz del diablo..