Javier Vásquez

La ecografía o ultrasonografía es un método diagnóstico que emplea ondas acústicas de alta frecuencia (ultrasonidos)  que emite un transductor y obtiene imágenes de los órganos internos al captar el eco de estas ondas. La ecografía obstétrica se usa para diagnosticar la existencia de embarazo y valorar la situación del embrión o el feto.

Para un examen adecuado, si la gestación tiene menos de 12 semanas (3 meses) es preferible realizar la acografía transvaginal y para ello la vejiga debe estar completamente vacua. Si no se tuviera esta tipo de transductor se haría la ecografía pélvica que, en este caso, necesita vejiga llena, pero la observación de estructuras es menos clara con respecto a la ecografía transvaginal.

A la cuarta semana después del inicio de la última menstruación se puede visualizar el saco gestacional. A la quinta semana se observa la vesícula vitelina que es como un anillo pequeño, peo nítido. A la sexta semana se observa el embrión con los latidos fetales. A la séptima semana se distingue la cabeza y los primeros movimientos fetales.

Es importante tomar ecografías apenas se diagnostique el embarazo porque nos permite diagnosticar viabilidad del mismo, amenaza de aborto, aborto retenido (cuando el embrión fallece y la mujer no presenta ningún síntoma), el aborto incompleto y algunas malformaciones fetales que nos brindarán información importante sobre el pronóstico del embarazo.

También es importantísimo para corroborar el tiempo de embarazo cuando la mujer no conoce o tiene dudas sobre la fecha del primer día de su última menstruación.

A partir de la semana 15 o 16 se puede calcular el peso fetal midiendo la circunferencia del abdomen y la longitud del fémur del feto. Este cálculo es aproximado y, cuando de realiza periódicamente, conforme se desarrolla el embarazo, nos brinda información si es muy pequeño o grande para el tiempo de embarazo. También se puede medir la cantidad de líquido amniótico para saber si existe en exceso o tiene cantidad disminuida.

Otra información importante es la ubicación de la placenta y esto cobra importancia en los últimos 3 meses de la gestación (entre la 28 y 40 semanas). Normalmente debe estar ubicada en el fondo del útero (ubicación fúndica), pero casi un 4% se ubican ocluyendo el orificio interno del cuello uterino, lo que impide el parto vaginal y llevando a potenciales hemorragias. Si se detecta por una ecografía, antes que se complique, se programa para una cesárea salvando las vidas de la madre y del feto.

También nos permite informar a los padres, en su gran mayoría la ilusión de ellos, sobre el sexo fetal. Esa información, teniendo importancia médica, lo tiene aún más en el plano familiar, y es un constante pedido de los padres.

A veces, durante el examen ecográfico se pueden descubrir también miomas uterinos, quistes de ovarios, entre otros, que coexisten con el embarazo. Con esa información el médico le indicará al paciente la mejor conducta a seguir.

La ecografía lo debe realizar un profesional especializado, generalmente el médico que estudió imágenes y el médico ginecólogo obstetra.

También permite saber si hay daño fetal en pacientes afectadas por algunas infecciones, tal es el caso del zika, que se relacione con daños oculares, del sistema nervioso central, entre ellos la microcefalia, hepatomegalia (hígado grande), entre otras.

La ultrasonografía o ecografía es un arma importante durante la gestación. Toda mujer se debe realizar entre 3 a4 durante un embarazo normal. Está al alcance de todos y muchos seguros, entre ellos el SIS, lo cubren totalmente.