Percy Vílchez Vela

En un puesto alejado de uno de los mercados de la ciudad, un hombre obstinado se dedica a la venta de porciones de zanahoria. Alabando la calidad de la reciente cosecha, mencionando los beneficios de alimentarse con esa especie, y dando fuertes palmadas como si fuera un vendedor de feria, no deja de ofrecer a los paseantes y moradores que vienen y van. En determinado momento no puede quedarse quieto y se dedica a distribuir montones de zanahoria en distintas partes de la ciudad. Para lo cual utiliza sendos triciclos que se desplazan por las calles con verdadero ímpetu. Es el primer año del gobierno regional de Elisban Ochoa y la producción de zanahoria se ha desbordado después que se decretara un apoyo financiero para la siembra y cosecha de esa especie que antes no se sembraba en la floresta.

Todo el mundo recordaba el instante en que el citado, vísperas del día central de las elecciones, lanzó al ruedo de las ánforas una propuesta radical: incentivar el sembrío de zanahoria y nabo en la espesura como una forma de disputar la supremacía a los productores de la costa que hacían su billete vendiendo esas especies en la Amazonía. Una vez en el gobierno el susodicho optó por la siembra de la zanahoria como ejemplos de las primeras zafras. Dejó a un lado el nabo hasta una nueva oportunidad. Así fue como,  de pronto,  en los alrededores de la ciudad de Iquitos, en las mismas huertas, empezaron a florecer los sembríos de esa especie. Era de verse cómo los mismos moradores que antes no pensaban dedicarse al sembrío de nada, se dedicaban a la agricultura a tiempo completo. En poco tiempo, en menos de lo que canta un gallo, la región se convirtió en la sede de la zanahoria. Era tanta la producción de esa especie que el mismo Elisban Ochoa puso su puesto de venta.

La región Loreto en pleno, con todos sus aldeas y recovecos, se ha  convertido en otra cosa, en una poderosa sede de la producción de zanahoria. En el mundo empieza a sonar esa nueva filiación como una marca registrada.  La aspiración mayor, la aspiración máxima,  ahora es desbordar el mercado interno y conquistar otros ámbitos, otros mercados. En esa ilusión el actual gobierno invertirá todo su presupuesto de este año.