Javier Vásquez

La rabia, conocida antiguamente como hidrofobia, es una infección viral aguda del sistema nervioso central ocasionada por un Rhabdoviridae que causa encefalitis, con una letalidad cercana al 100 %. La rabia afecta a animales domésticos y salvajes y se propaga a las personas normalmente por la saliva a través de mordeduras o arañazos. En más del 99% de los casos humanos, mundialmente, el virus de la rabia es transmitido por perros, aunque en la ciudad de Iquitos no se recuerda algún caso transmitido de esa manera, más bien los casos reportados se deben a mordeduras de murciélagos silvestres.

La rabia es una enfermedad que afecta principalmente poblaciones pobres y vulnerables, generalmente rurales y remotas, cuyas muertes raramente se notifican y que no disponen o no tienen fácil acceso a las vacunas humanas y a las inmunoglobulinas. Los niños de 5 a 14 años son las víctimas más frecuentes.

Ante una mordedura, los primeros auxilios recomendados consisten en el lavado inmediato y concienzudo de la herida durante un mínimo de 15 minutos con agua y jabón, detergente, povidona yodada u otras sustancias que maten al virus de la rabia.

El periodo de incubació suele ser de 1 a 3 meses, pudiendo variar entre menos de una semana y más de un año. Las primeras manifestaciones son la fiebre, que a menudo se acompaña de dolor u hormigueo en la zona de la herida. Cuando el virus se propaga por el sistema nervioso central se produce una inflamación progresiva del cerebro y la médula espinal que acaba produciendo la muerte.

La enfermedad tiene dos formas: la rabia furiosa, con signos de hiperactividad, excitación, hidrofobia, produciéndose la muerte a los pocos días por paro cardiorrespiratorio.

La otra, la rabia paralítica, es un tercio de todos los casos y tiene un curso menos aparatoso y generalmente más prolongado que la otra forma. Los músculos se van paralizando gradualmente, empezando por los más cercanos a la herida. El paciente va entrando en coma lentamente, y acaba por fallecer. A menudo la forma paralítica no se diagnostica correctamente, lo cual contribuye a la subnotificación de la enfermedad.

La prevención se hace a través de la vacunación. Se recomienda hacerlo a  los viajeros y residentes de zonas de endemia, a  las personas que tienen ocupaciones de alto riesgo, como los trabajadores de laboratorio que trabajan con virus de la rabia,  los que realizan actividades que puedan ponerlos en contacto directo con murciélagos de zonas afectadas por la enfermedad. Los niños, el principal grupo vulnerable, debe ser el grupo etareo que obligatoriamente debe vacunarse. El problema es el desconocimiento de ello y los prejuicios. Cuando la DIRESA realiza campañas de vacunación, generalmente las poblaciones de grupos étnicos corren a esconderse al monte por temor a la aguja o las ideas equivocadas que se tiene sobre los beneficios de la vacunación. La DIRESA debe emplear estrategias inteligentes para subsanar esto.

Hasta la fecha 9 personas han fallecido en la región Loreto como consecuencia de esta epidemia. Hace poco, desde la comunidad de Yankuntich, localizada en la frontera con el Ecuador, fueron evacuados hasta Iquitos cuatro pacientes, tres niños  y un adulto con síntomas como fiebre, dolor de cabeza, vómitos, dolor abdominal, característicos de una posible rabia. Se han enviado 5 mil dosis de vacunas antirrábicas, para aplicarlas inicialmente a alrededor de mil 500 habitantes de 11 comunidades cercanas en donde se habrían producido muertes por rabia silvestre.

La vigilancia epidemiológica es importante. Si es adecuada se localizan a tiempo los primeros casos y se toman las medidas adecuadas para que no se propague. Habría que ver si se tomaron estas medidas para prevenir esta epidemia.

LLAMADA La prevención se hace a través de la vacunación. Se recomienda hacerlo a  los viajeros y residentes de zonas de endemia, a  las personas que tienen ocupaciones de alto riesgo, como los trabajadores de laboratorio que trabajan con virus de la rabia,  los que realizan actividades que puedan ponerlos en contacto directo con murciélagos de zonas afectadas por la enfermedad.