CURÁNDOSE EN SALUD

Javier Vásquez

Conocida también como píldora anticonceptiva de emergencia, es el levonogestrel, una hormona, que se usa para prevenir los embarazos no deseados y se debe administrar desde las primeras horas hasta 72 horas después de haber tenido las relaciones sexuales en días de probable ovulación, llamadas también “días de peligro”.

Se prescribe en una sola dosis, en pastillas de 1.5 mg y su mecanismo de acción se produce a 4 niveles: dificulta o retarda la ovulación, espesa el moco cervical dificultando el ingreso de los espermatozoides, altera el endometrio que es la cara interna del útero, para que el espermatozoide no pueda avanzar hacia las trompas, y, por último, altera la motilidad de las trompas de Falopio para que tanto el óvulo como el espermatozoide no puedan progresar  a través de ella.

Su tasa de efectividad está entre el 60 y 90 %, lo cual no es muy alta, no brindado confianza absoluta en cuanto a la prevención del embarazo. Presenta efectos secundarios como las náuseas, dolor abdominal, cefalea, sensación de cansancio, hipersensibilidad de las mamas, que  son raros. La afectación más frecuente es la alteración del ciclo menstrual que se manifiesta como hemorragias o como retardo en la aparición del ciclo menstrual. Lo que hay que remarcar es que no previene ninguna enfermedad de transmisión sexual.

Hace algunos años se distribuía gratuitamente en todos los establecimientos  de salud del MINSA, pero por un reclamo de muchas organizaciones que la consideraban abortivo, entre ellos la Iglesia Católica, hizo que el gobierno fuese obligado a retirar su distribución de los mismos, entregando el remanente de dichos medicamentos a INPARESS que, a partir de ese momento, empezó a repartirlo gratuitamente. Esta medida fue incompleta y de doble moral porque nunca se prohibió su venta en las farmacias lo que lleva a que solo tengan acceso a ella personas con los recursos económicos para adquirirla, no pudiendo hacerlo un número importante de mujeres. Esta medida, por lo tanto, sigue siendo totalmente discriminatoria.

En Chile, por ejemplo, el 2006 el gobierno autorizó la distribución de la píldora, para mujeres mayores de 14 años (sin el consentimiento de los padres de los menores de edad), en los consultorios médicos públicos locales y desde 2010 está vigente una ley que garantiza el acceso a la píldora del día siguiente en el sistema público gratuitamente, aunque obliga a los médicos a informar a los padres tras entregarla a menores de 14 años. El 4 de septiembre de 2015 se dictó una resolución que autoriza la venta de la píldora en farmacias sin receta médica.

En Iquitos vemos pacientes que se automedican, en las farmacias se venden sin receta médica, y la toman sin ningún criterio, algunas cada vez que tienen una relación sexual lo que lleva a que acudan a los consultorios con hemorragias que deben ser tratadas enérgicamente.

¿Por qué se llegó a esto?. Por ignorancia. Lo primero: si se va a tener vida sexual y no se desea un embarazo se debe acudir al médico para que la examine y sugiera el anticonceptivo adecuado para cada paciente. Lo ideal es que la píldora del día siguiente se deba tomar una sola vez en la vida, cuando se tenga una relación sexual en los días de peligro y no se esté  empleando un método anticonceptivo para luego emplear un método más confiable y seguro.

El estado debe entender la importancia de una salud sexual sana y debería emplear las estrategias adecuadas para volver a poner al alcance de todos este método que, con sus limitaciones, es una opción importante dentro del abanico de los métodos anticonceptivos.